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No sé las mujeres, supongo que también lo hacen, pero los hombres somos muy dados a hacer el ridículo para tratar de impresionar a la chica que nos gusta. El ridículo que se puede llegar a hacer es proporcional a la fealdad del hombre y a la belleza de la mujer. Yo reunía las condiciones de feo y de gustarme las chicas guapas, así que no me alcanzan todos los dedos para enumerar los grandes ridículos que hice para poder ligar.
Uno de mis mayores ridículos fue por una chica llamada Miriam P. (espero que lea esto :-)). Yo tenía 15 años, estábamos cuatro amigos de acampada de una semana a la orilla de un pequeño río (riacho, de unos 50 metros de ancho, máximo) afluente del río Paraguay. Era en pleno invierno, la temperatura no llegaba a 10 grados durante el día. El sábado y por esas grandes casualidades que todavía no puedo explicar, aparece Miriam con unos amigos de paseo por esa zona.
De sólo verla me quedé atontado… su pelo rubio, sus ojos castaños, guapísima, irradiaba luz propia. Se acercaron al río, querían cruzarlo, había una canoa pero del otro lado del río. Ella se lamentaba.
¿Qué hizo este adolescente atontado?
Se metió en la tienda, se puso unos pantalones cortos y se lanzó al río, nadó hasta la otra orilla, se subió a la canoa y remó para traerla de regreso. Cuando llegó con cara de triunfo se dio cuenta que estaba temblando, casi con convulsiones. Se bajó de la canoa, cayó al fangoso suelo por los fuertes temblores y sin poder respirar. Miriam estaba preocupadísima, chillaba y salió a buscar abrigos.
No pasó nada, en pocos segundos me recuperé, empanado con fango pero satisfecho por mi acción heróica para que ella pudiese ver de cerca unas vacas de mierda con caras de aburridas al otro lado de la mierda de río de aguas turbias y fría de cojones.
¿Por qué recordé una de mis escenas de seducción más embarazosas? Porque me preguntaba ¿qué lleva a la gente en Twitter a hacer retweets de frases como «Conocí/desvirtualicé a X y es una bellísima persona, encantadora, lista, genial…» cuando X es el que hace el RT?
Así llegué a la conclusión que es como una especie de adolescencia, el Peter Pan electrónico que quiere impresionar a alguien. No está nada mal considerando que antes había que lanzarse a aguas heladas para hacer el ridículo, hoy basta con un clic desde la comodidad usable del Mac.
Epílogo
Al final terminé saliendo con Miriam, pero después de año y pico y cientos de horas de conversaciones telefónicas. Supongo que mi carencia de sex-appeal no ayudó mucho para acelerar el proceso, pero hoy pienso que quizás fue el tiempo necesario para que se haya olvidado del ridículo de este loser ese día de invierno.