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En las últimas semanas nos enteramos que el Congreso había hecho un concurso con unas especificaciones que sólo podían cumplir los iPhone 4. Junto con el kit se entregaba un iPad, para reemplazar a los portátiles de la legislatura anterior. El concurso no cumplía con la Ley de Administración Electrónica (no se puede preparar para un sólo proveedor, se debe favorecer a las «fuentes abiertas»). El 26 de noviembre leo un artículo (antiguo) que Apple factura el 99% de lo que vende en España en Irlanda.

Como IU promete hasta el uso obligatorio de software libre en la administración, pregunto por Twitter:

Pregunta muy en serio: ¿rechazarán los diputados de IU los iPads e iPhones?

Esperaba al menos un anuncio o reclamo de IU, del tipo:

No es admisible que la mesa de la legislatura anterior decida el equipamiento que usaremos, no es admisible que no tengamos opciones, no es admisible que en el propio Congreso no se cumplan las leyes que promulgamos, no es admisible que en época de crisis, y pidiendo esfuerzos a los ciudadanos, el Congreso compre equipos caros de dudosa utilidad para el trabajo de los diputados… Sobre todo, por nuestro programa electoral, no podemos admitir que nos obliguen a usar equipos de una empresa que está en el otro extremo ideológico de nuestro partido, y opuesta al software libre de nuestro programa… Pediremos que se estudie el caso y nos ofrezcan aleternativas para que podamos ser coherentes con lo que predicamos.

Era casi lo único que se esperaba, pero ocurrió casi lo contrario.

No sé si fue casualidad, pero el día 27 Alberto Garzón responde Acerca del kit tecnológico y la ética de los diputados. Su respuesta es todo lo contrario de lo que esperába de un «anti capitalista» como él, con justificaciones falaces (es una persecución, las empresas no son éticas, no puedo renunciar a las herramientas esenciales para mi trabajo, etc). Hubo varias reacciones: de elteleoperador,  de siervodelavida. Yo respondí en un vídeo de 12 minutos:

(Nota: no uséis el filtro LOMO de Youtube, lo deja muy mal).

Las respuestas que recibí eran del mismo estilo: es una persecución, es odio, ¿por qué no criticas lo que hacen otros?, ¿pretendes que se comunique por señales de humo?, ¿quieres que sea un ermitaño?, el iPad es una herramienta de trabajo,  ¿eres un guardián de la coherencia?, etc.

Luego siguieron las discusiones, hasta pasé de mencionar a IU (a veces sólo contestaba a lo que me decían por Twitter). La crítica dura, la exigencia de coherencia, reclamar que cumplan lo que prometen en su programa electoral sobre el software libre (es mi «especialidad») sólo son válidas cuando es a los «otros», caso contrario es una «persecución» o «linchamiento» sin explicación (y lo decían los mismos que se dedican a «linchar» a políticos de otros partidos).

Pero esta tarde, después de clase, leo un email. Me explican que diputados de Amaiur estaban discutiendo cómo posicionarse respecto al tema. Tienen en su programa electoral acciones pro software libre, pero estaban temerosos que sin el iPad no podrían trabajar desde casa…

¡Ostras! Es verdad, nadie aclaró o explicó cuál es la razón técnica para la compra de iPad.

Dado que no sirven como  herramienta para escribir (es mucho más cómodo y rápido un Netbook con teclado normal) pensé que quizás tuviesen aplicaciones específicas para su trabajo. Así que llamé a un amigo diputado «saliente» (no tenía problemas en que mencione su nombre, pero prefiero mantener en reserva su nombre). Me dijo que todavía no sabía nada del tema del iPad, pero sí me relató el uso que dieron al iPhone y el portátil que les entregaron la legislatura que acaba. El tema es sorprendente.

Para lo único que usan del iPhone es:

  • Hacer llamadas.
  • Leer por encima el coreo electrónico (reciben muchos cada día).
  • Navegar por Internet, especialmente para leer periódicos.

Además les habían entregado un portátil HP, «un trasto» por la pantalla tan grande que tenía (sólo necesitan un portátil pequeño para poder escribir o acceder a Internet durante los viajes). Me dijo que el portátil había sido elegido por la mesa de la legislatura anterior, que el responsable de la elección de ese portátil fue de Jordi Vilajoana (de CiU), y que la elección de la pantalla grande fue «para mirar películas durante los viajes» [sic].

Hubo quejas de diversos diputados, incluso se presentaron cartas por la forma que se hizo la compra, y porque se obligaba a usar iPhone para poder leer el correo. Este diputado tenía un Nokia N95 recién comprado, quería usarlo. En informática del Congreso (es/era una contrata a Informática de El Corte Inglés) lo dijeron que era imposible, porque era «correo seguro». Al final un amigo (un friki informático) le configuró el Nokia y podía acceder a su correo sin problemas (el SSL, TLS, IMAP o POP3 hace muchos años que son estándares).

El portátil evnía con Windows y MS Office. Algunos diputados pidieron que les quiten el Office e instalen OpenOffice, les dijeron que no se podía, «que el MS Office era parte del sistema operativo» [sic]

No tenían ninguna aplicación específica, ni en el iPhone ni en el portátil.  Sólo una conexión VPN para acceder a la red del Congreso, y la firma digital integrada en el Office, pero que nunca nadie la utilizó. Las firmas eran individuales, pero las iniciativas que se registran son siempre en nombre del grupo, no conoce ninguna iniciativa que no se haya registrado en papel. Esas iniciativas son luego escaneadas y «enviadas por email como imágenes incrustadas en un PDF de varios megas, ni lo abríamos, no servían ni para hacer copy&paste».

Esos portátiles se los entregaron a los diputados salientes que los querían, pero, en el concurso no estaba previsto que la licencia de Office pudiese transferirse a los ex-diputados, por lo que tenían que pagar 400€ de licencia, o firmar una carta donde se comprometían a licenciar ese software. Todos los que aceptaron (la gran mayoría) la firmaron sin enterarse siquiera del compromiso que adquirían. Este diputado me dijo que se negó a firmar, y que no quiseron desinstalarlo, por lo que se quedó sin él.

Le pregunté quién era el responsable de la compra de este «kit de Apple», no lo sabía, pero el responsable de informática de la Mesa del Congreso que decidió la compra fue Jorge Fernández Díaz, del PP.

Esta información es toda la que pude obtener, no creo que me haya querido ocultar nada. Así que, a menos que hayan cambiado mucho las cosas en pocas semanas, no hay ningún tipo de aplicación específica para iPhone o iPad, el correo electrónico lo pueden leer prácticamente en cualquier smartphone,  los documentos «oficiales» que rteciben son PDF (se puede usar en cualquier sistema), y que usan el MS Office para editar sus documentos (se puede usar OpenOffice, o LibreOffice, o incluso hacerlo con Google Docs).

Es decir, amigos de grupos parlamentarios que estáis temerosos de que sin el iPad no podréis trabajar, nada más lejano de la realidad. Lo más probable es que en unas semanas estéis reclamando por un Netbook con teclado normal (nosotros ya hemos «colaborado», en poco días un diputado recibirá el suyo).

PS: Alberto Garzón no me contestó por ningún medio (ni siquiera una mención en Twitter). El último, y único, contacto que tuve con él fue por este duro debate sobre el uso partidista, y en provecho propio, que hizo del #15M.