El propio concepto de democracia implica la aceptación de diferencias ideológicas, de ideas y soluciones (también en lo económico) por lo que se establece un marco -el democrático- para gestionar esos conflictos. Una democracia no implica que sea de izquierdas o de derechas (o estatista o neoliberal), ni que el triunfo en las urnas de una determinada ideología invalide a las demás.

La justificación de sostener medios públicos de comunicación se basa en esta existencia y validez de ideas diferentes, y que por lo tanto cabe defender también las ideas minoritarias. Sin los principios anteriores, a menos que seas un estatista radical, no existe justificación de la existencia de un medio de comunicación público habiendo medios privados de todo tipo e ideología.

Es por ello que el debate sobre el modelo de radio y TV pública que necesitamos (caro y de prime time como RTVE o BBC o más barato y de temas minoritarios como el de la NPR), ¡y hasta su propia existencia!, no sólo es un debate legítimo, es también muy razonable. Sobre todo teniendo en cuenta las problemas de fondo y fondos que tenemos en RTVE (que los tiene, como el de objetividad, transparencia y calidad).

Basado en las premisas anteriores, no sólo es legítimo que en TVE se debata sobre este tema, es también necesario, y como un organismo público de información debería ser la propia RTVE la que promoviese el debate. Aunque no les guste a sus periodistas, o trabajadores, o directivos elegidos a dedo.

Pero ocurre todo lo contrario, un economista dice en un programa que RTVE no debería existir y es el propio sindicato que representa a trabajadores de la casa, periodistas incluidos, el que reclama la censura física de esa persona.

Desde UGT exigimos que se suspenda de inmediato cualquier relación laboral con Juan Ramón Rallo, es más, demandamos por parte de nuestra dirección que sepa quiénes son y qué deben defender, y que en consecuencia impidan la presencia de este señor en nuestras instalaciones.

No piden nada, ¿eh?

Seré comedido y no me excederé ni usaré términos inflados: es de locos, un absoluto sinsentido, una gilipollez. Son los propios trabajadores de RTVE que reclaman que su organismo público no cumpla con los objetivos con el que (en teoría) se sostiene. Están justificando esas ideas que pretenden criticar: si un medio público no admite la pluralidad, ni la defensa de las ideas (legítimas), y practica la censura estricta, ¿para qué seguir pagando a un medio público que además nos cuesta tan caro?

Algunos dirán que no tiene sentido que se contrate en una TV pública a alguien que sostiene que no debería existir. Lo siento, pero la lógica no funciona así. Ese señor paga sus impuestos como todos, y por lo tanto también ayuda a sostener a RTVE, tiene todo el derecho -como cualquiera- a trabajar y cobrar de ese medio. ¿O es que tienen que pasar un filtro ideológico antes? ¿Haremos lo mismo para ser usuario de la seguridad social, o de cualquier servicio público? ¿los que no estén de acuerdo con su existencia -i.e. pagarlos vía impuestos- deberían seguir pagando los impuestos pero no podrán usarlo?

Supongo que no hace falta que dé mas ejemplos de la ilógica de todo esto, y de por qué realmente necesitamos un debate sobre los medios públicos de información. Eso sí, antes deberían dedicarse cientos de horas de prime time de clases de qué es democracia, pluralidad y república, que parece que muchos no están enterados, o piensan que democracia es sólo aquello que está de acuerdo con sus ideas.

Quizás exagero -por extrapolar a muchos las gilipolleces de unos pocos «ignorantes» con influencia-, pero me escandaliza el nivel, y lo confundido que están -o que estamos- sobe el papel de los medios públicos.