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Todavía tengo en borrador un apunte sobre el tema de la proposición del PP sobre el tema de las regulaciones en informática y su comparación con las de telemática. No sé si lo publicaré, explicar las barbaridades que se dicen y maniqueísmo es casi imposible sin que te respondan con más maniqueismos e insultos.

Indudablemente las competencias que afirman tienen los telecos es una absoluta barbaridad, inexplicable que existan –como me toca de cerca, según los planes de estudios que hay en general salen con muy pocos conocimientos de sistemas operativos, aunque tienen esas competencias (que no atribuciones)– si pretenden que se conviertan en atribuciones (casi imposible). Pero en vez de pedir que se eliminen ya que es un claro ejemplo de chapuza, hasta algunos de los «distinguidos directores y decanos» piden que el error se generalice aún más, incluso con documentos incongruentes, inconsistentes y contradictorios y sin preocuparse de los «intereses sociales» –más que en los corporativos–. Pero en fin, ya lo intentaré acabar algún día.

Pero tengo una anécdota muy reciente.

Se envía al Menéame el artículo Desaparición de la Ingeniería Informática, publicada en el web del colegio informático andaluz. Ya me escandaliza tanto sensacionalismo, amarillismo y maniqueismo por parte de un colegio profesional. Pero lo más interesante es que durante la primera hora y media después de publicarse, y todavía ahora –tres horas después– esto es lo que se puede leer:

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Este tipo de problemas es muy frecuente en Internet. A pesar que la administración de servidores web o base de datos no es rocket science –en realidad es muy simple– cada día nos encontramos con sitios caídos por malas configuraciones del software, o porque no están dimensionados para soportar más de unas pocas cientos de conexiones por hora.

No es para escandalizarse, de hecho no lo hacemos. El tema hubiese sido diferente si se cayesen hasta los puentes más sencillos, o se agrietasen las autopistas o carreteras cada vez que hay un atasco. Si esto ocurriese estaríamos escandalizados y seguramente los responsables –empresas, ingenieros, arquitectos– deberían responder por la vía civil y quizás penal.

Pero no, son temas diferentes. Por eso encuentro al timeout como ejemplo anecdótico y pedagógico de diferencias, complejidades que difieren en órdenes de magnitud aunque sea en temas tan simples y conocidos, etc. etc. Lo paradójico es que le ocurra a un colegio de profesional de informática que aseguran que con «profesionales» esto no ocurriría.

En fin, sólo una anécdota, pero así hay miles cada día que a cualquiera con un poco de sentido común daría que pensar sobre la validez de algunos «argumentos».