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Desde que comenzó el tema de la Ley Sinde todo fue acelerándose e in crescendo, incluso mi cabreo e indignación. Los últimos tres meses fueron de locura, toda una campaña electoral pero sin escaños -ni poder- que puedan compensar y recomponer las quemaduras. Así fue, las ampollas empezaron a doler (y a cabrear más), las horas de sueño a reducirse al mínimo, y los escaños -y el poder- irán gente que ni se entera todavía de qué va el tema (o sea, casi todos los elegidos).

Esta tarde después de volver de la #acampadapalma caí del todo. Mi cabreo sigue igual pero el cuerpo y la mente piden un respiro. Creo que lo que pasó en Barcelona me afectó bastante, y el enterarme que un amigo (el soporte logístico y anímico de nuestro intento con #atízame) también había recibido de los mossos (afortunadamente está bien, sólo una luxación de tobillo, parece) debe haber dado la puntilla. No sólo dieron palos a «los otros», también a amigos.

Me retiro a la retaguardia, cancelo todos mis viajes y entrevistas para las siguientes semanas… o meses (intentaré avisar uno a uno). Sólo haré ese viaje pendiente para juntarnos con algunos «compañeros de batallas» para alcoholizarnos, hacer un poco de catarsis e intentar hablar de amor y sexo más que de leyes sindes, corrupción, paro, periodistas, fanboys, politicos y la madre que los parió.

No sé si podré seguir en escribiendo como hasta ahora, espero que sí (mañana será otro día), pero intentaré no volver a hablar de estos temas durante algunas semanas. Pero no significa que me olvido del impresionante trabajo desinteresado y anónimo de mucha gente para #nolesvotes, ni disminuirá mi admiración por lo que ha hecho #democraciarealya para el #15m, ni la cátedra de ciudadanía, civismo, pacifismo y voluntad que nos están dando las #acampadas. Mi arigatô con inclinación de cabeza incluida para ellos.

Lo importante acaba de comenzar, a ver si recupero algo de las fuerzas gastadas desde que se empezó a hablar de la Ley Sinde, allí por 2009 (¡hace dos años!). Al final esa batalla se perdió -no será la última-, pero se han ganado otras mucho más importantes que pasarán a la historia (habrá que agradecer a «los sindes» por la motivación y el entrenamiento involuntario a esa multitud de cuatro gatos).

Que siga así.

Ha sido duro, pero valió la pena poner los 2 centavos. Gracias, y disculpas, a los que sabéis. Ahora toca recuperar músculos, paz, amigos «sin red» y familia.

Os seguiré leyendo.