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Aunque tenía ganas, me abstuve hasta ahora de escribir mi opinión sobre el ciere de Megaupload. Quería estar más informado, y tenía sentimientos contradictorios sobre la cuestión (sigo teniendo algunos). Nunca usé MegaUpload, conocía muy poco de cómo funcionaba, y aunque desconocía la opulenta y extravagante vida (¿no es mundialmente repugnante esa ostentación tan inútil como obscena?) que llevaba su fundador sabía que era un gran negocio, con el que no estaba de acuerdo.

No me parece logico ni ético que alguien gane dinero basado en un modelo de negocio que se aprovecha del trabajo ajeno, sin dar ningún tipo de compensación a sus autores. No me refiero al top manta que vende unos CDs para poder comer, sino a un modelo de negocio diseñado para ganar cientos de millones de euros, a sabiendas que, como mínimo, están al borde de la legalidad. Por eso el cierre de MegaUpload me creé sentimientos encontrados, el de no saber si protestar rabiosamente, o analizarlo con tranquilidad y desde otra perspectiva a la tan habitual.

Servidores y dominios incautados que impiden acceder a los sitios de MegaUpload

Lo primero que hice fue leer el auto de acusación/confiscación completo (se puede bajar el PDF, también el texto). Mi sorpresa iba en aumento a medida que lo leía. Aunque el auto puede ser en parte una obra de ficción, la cantidad de evidencias son abrumadores, bienes, pagos, hasta emails privados entre los socios de la empresa (tan listos eran que se enviaban ese tipo de mensajes sin cifrarlos). Así se aclararon muchas de mis dudas que tenía sobre el funcionamiento de MegaUpload, por ejemplo el hecho que era imposible encontrar enlaces en sus propios sitios, había que buscarlos en otros, que eran los que les generaban las descargas (Taringa envió 72 millones de referers en un mes, impresionante). Así ocultaban, un poco más, la presunta violación de copyright. También me enteré -qué incauto soy- que muchos usuarios recibían dinero por las descargas de los ficheros que subían, era la forma de fomentarlas (y hacerles incurrir también en un delito, en EEUU y en Europa). Hay muchísimos detalles sorprendentes, queda claro que será un proceso complicado, largo, y que afectará a gente de muchos países.

Por todo ello, no me podía sentir mal por el hecho que cierren esa empresa, pero sí que generan varios problemas graves colaterales:

Inseguridad jurídica. Está claro que cualquier empresa con oficinas o recursos en EEUU puede ser cerrada en un santiamén por violaciones al copyright (ojo, es un procedimiento judicial «normal», hay orden del juez). Esto forzará a que todas las empresas que almacenan datos de terceros deban ser mucho más cuidadosas y censoras con el contenido o uso de los ficheros que suben sus usuarios. Deberán implementar mecanismos de detección automática, de cierre de cuentas, de apelación de usuarios, etc., generará más costes. Ayer escuché una entrevista a Matt Cutts -de Google- donde relataba los abusos por denuncias de violación de copyright que se hace en Youtube. La mayoría de las denuncias son insustanciales, o por simple venganza, o para perjudicar a la competencia. Esto forzó a Youtube a poner procedimientos de apelación para recuperar contenidos o cuentas. El problema se amplificará en cualquier otro sitio similar, desde Dropbox hasta Facebook. El cierre tan abrupto de Megaupload es un motivo de procupación para casi todas estas empresas. También debería serlo para los políticos, especialmente de California, es más seguro poner una «empresa en la nube» en China que en EEUU. La inseguridad también afecta a los usuarios, un ejemplo sencillo: ¿has compartido un fichero vía enlace a Dropbox? Pues debes tener mucho cuidado de ahora en adelante. Aunque no tengas fines de lucro, podría constituir un delito en EEUU (el condicional es sólo para no ser tan contundente, no soy experto en leyes, menos de EEUU).

Inseguridad de información personal en la nube. Los ficheros de todos los usuarios, de todos los países, quedaron inaccesibles. Es un problema muy grave (que delata otro, la desinformación de los que se confiraron, más sobre ello luego), te enteras por la prensa que no puedes recuperar documentos importantes, además, sin un procedimiento claro para recuperarlos. Hay mecanismos legales para reclamar que hasta te cambien una pieza de tu coche, pero no para recuperar documentos importantes.

Pérdida de privacidad. La justicia norteamericana probablemente ordenó la copia de los datos en esos 60 servidores incautados que disponía MegaUpload en EEUU. Eso hace que la información personal de un usuario europeo esté ahora en manos de las autoridades de un país extranjero, que no tiene los mismos estándares de protección de la privacidad que en Europa. Además, esa información podría ser usada para procesar a los usuarios que hayan cometido delito según las leyes norteamericanas.

Independientemente de los intereses, y la culpabilidad o inocencia de MegaUpload, estos son los tres problemas inmediatos que surgen de este procedimiento. Le red es desde ayer, menos segura de lo que era. O como mínimo, quedó evidenciado lo que era una realidad desde hace 15 años, cuando empezó el debate, y se aprobó la Digital Millenium Copyright Act (que es uno de los fundamentos jurídicos de la acusación). Hay otro problema, grave:

La justicia norteamericana podría iniciar procesos judiciales contra los usuarios que cobraron por subir ficheros. En el auto se documentan cómo se pagaban a los usuarios para fomentar que suban ficheros que son demandados, por ejemplo estrenos de películas y series. La mayoría de los pagos se hacían a través de otra empresa norteamericana, Paypal, por lo que les resultaría muy sencilla (si no lo han hecho ya), obtener un listado de todos los usuarios de todo el mundo con cuenta en Paypal que hayan recibido pagos, podría ser un delito. No sólo eso, en Europa y España también constituye un delito (hay lucro evidente), por lo que podrían denunciar a usuarios de otros países. Sólo depende que la justicia norteamericana lo quiera hacer, y que la fiscalía española (por ejemplo) las admita como pruebas válidas. Aunque la probabilidad es baja, depende de la cantidad (creo que el mínimo es 2.500 dólares) y las ganas (si quieren ser ejemplarizantes o no), pero es una preocupación e inseguridad adicional.

Después de seguir durante muchas horas las noticias y comentarios que se hacía en Internet, me surgió otra gran preocupación. Muchas personas afirman que perdieron documentos privados y de trabajo esenciales que almacenaban en MegaUpload. Quedé sorprendido, hay mucha desinformación entre los usuarios.

Los ficheros de usuarios sin cuenta Premium caducan. Si no tienen un número de descargas mínimas, son borrados a los tres meses. Obviamente, no sirve para almacenar documentos personales, pueden desaparacer en cualquier momento. Para que no caduquen hay que tener una cuenta Premium (que es lo que más dinero dejaba a MegaUpload), esa misma cuenta es la que permite ver vídeos por streaming sin limitación de tiempo, y bajar ficheros a la máxima velocidad. Es dudoso que sólo se use una cuenta Premium para almacenar documentos personales. Aún así, era sabido que MegaUpload actuaba en los límites legales de muchos países, incluso en España. ¿A quién se le ocurre guardar allí documentos importantes habiendo alternativas gratuitas gratis y/o muy baratas (yo tengo 2.5 GB gratis en Dropbox, Ubuntu One permite hasta 5 GB gratis)?

No dudo que mucha gente haya tenido allí documentos, lo que significa que el nivel de desinformación es muy elevado, que cayeron fácilmente en la «viralidad» o el marketing agresivo de la empresa y sus revendedores, a pesar que hay otras más conocidas y fiables. También leí que había profesionales y empresas que almacenaban allí documentos de trabajo, más sorpresa aún, no sólo por el impacto económico, sino porque la probabilidad de que hayan violado la LOPD es muy elevada, sobre todo si tienen datos de clientes. Hasta donde llega mi conocimiento, MegaUpload no aseguraba que esos datos de europeos se almacenaban en servidores en Europa, ni que haya firmado el «Safe Harbor» para poder almacenarlos en EEUU.

En fin, si se junta todo, es una calamidad digital. Pero eso no es todo. Muchos luchando por mantener la libertad y apertura en Internet, unos pocos se aprovecharon de la situación para alimentar sus enormes ambiciones. Con este caso tan mediático, la mayoría de la sociedad recibirá un mensaje único: mirad como se enriquecen, mirad como se aprovechan, mirad los problemas que ocasionan. Desde hoy es más difícil defender y explicar lo mismo que explicábamos hace dos días, además hay que hacerlo de forma que no se confunda con la defensa del modelo de negocio de empresas free riders como MegaUpload. Es muy complicado, hasta a mi (que soy un radical anti ley SindeWert desde su primer rumor) me genera dudas de si el tiempo que dedico sin obtener ningún beneficio (sólo problemas) no está malgastado.

Aunque hay algunas cosas positivas, como poner en dudas la utilidad real de la ley SindeWert y SOPA (y volver al viejo y fiable, por ahora, P2P), el resultado será que la opinión pública estará más receptiva a endurecer la Ley de Propiedad Intelectual (y el Código Penal) para penalizar hasta las descargas privadas. Estoy personalmente convencido que es lo que ocurrirá, gracias, entre otras cosas, al pequeño empujón que ha dado un señor que se hacía llamar DOTCOM.

Es una historia que parece un sainete distópico, si no fuese tan real.