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Anoche Fomento publica una nota de prensa que era sólo un «recordatorio» de una ley que no se modifica desde hace 16 años:

Fomento recuerda que es necesaria autorización para el transporte de viajeros en turismos por cuenta ajena mediante retribución económica

Europa Press distribuye un teletipo que sale publicado en muchos medios con el titular:

Fomento avisa de multas de hasta 600 euros a usuarios de coches compartidos que operen sin licencia

Y aquí comenzó el «arde twitter», con gente (entre ellos periodistas) enfadada y hasta escandalizada de que el gobierno regule la «economía de la compartición», que querían matar a BlablaCar, etc. Varios avisaron, entre ellos yo (y Javier de la Cueva, Antonio Delgado y otros que seguro me olvido, disculpas), de que la nota de prensa no decía eso, que el teletipo era una interpretación bastante liberal y sensacionalista de lo que decía la nota de prensa original (estaría bien saber de dónde vino esa interpretación, si fue error de EP o provocado por Fomento).

Al final hoy se resolvió, teníamos razón.

Mas allá de otra vez la falta de rigurosidad (empezando por el que redactó el teletipo de EP) y los sesgos «anti gobierno» que impedía a varios periodistas que se diesen cuenta que lo que decía el ministerio no tenía relación con lo que decía el teletipo, hay otra cuestión más interesante (y perdón por la autocita, pero está escrito desde hace horas):

Es un patrón muy curioso cómo los declarados muy «progresistas de izquierdas», que reclaman la lucha contra el capitalismo salvaje y más regulaciones del estado, cuando se trata de actividades económicas surgidas gracias a internet cambian a un discurso completamente anarco-capitalista/liberal: el estado no debe intervenir ni regular, son actividades que deben permanecer al margen, que se trata de una nueva economía, la de compartición, etc. El siguiente tuit me parece una buena explicación a cómo respondemos de una forma bastante egoísta a estos «dilemas»:

Seguramente hay matices y se podrían escribir libros, pero cualquier actividad comercial se trata de «compartir»: yo sé o tengo algo y te lo doy a ti a cambio de otra cosa o servicio. El dinero sólo es una forma de facilitar la transacción, pero siempre se trata de un intercambio. Hasta que se profesionaliza y se crean empresas (públicas o privadas) que pueden fabricar o servir de forma más eficiente. Debería servirnos para dar un poco de perspectiva, y aunque sería apresurado equiparar a servicios públicos más regulados, que obligaría a tantos costes y burocracia adicional que no haría atractivo el «car sharing». Pero el punto que me interesa, los mismos que hoy reclaman que Fomento no regule esta actividad ¿que pasaría cuando ocurriese un accidente grave que mate a varios miembros de una familia? ¿qué pasaría si se descubre que el propietario del coche tenía pocas horas de sueño? ¿o si estaba drogado? ¿o tenía el carné casi sin puntos? ¿o su coche no estaba en condiciones?

Estoy seguro de que cuando ocurra muchos de los que hoy defienden la no intervención del estado adoptarán la postura contraria: que es culpa del estado que no tomó las medidas necesarias para que no ocurran este tipo de accidentes (aunque es imposible asegurar que no se producirá, sólo minimizar los riesgos de que ocurra). Que los pasajeros no tenían forma de saber las condiciones del conductor o del coche, y que por eso no se lo podía tratar de la misma forma que el transporte privado (tal como está ahora), sino que necesitaba de regulaciones adicionales ya que transporta a personas completamente desconocidas.

Así posiblemente se discutiría de medidas más estrictas que el privado pero menos que el público, por ejemplo: exponer en la web y en el coche los datos del carné (fechas de caducidad, puntos), tener la revisión pasada en el último año (en vez de dos), que el coche tenga menos de x años, que el conductor tenga un tipo de seguro que cubra a los viajeros, que tenga una revisión médica, etc.

Si el «car sharing» tiene el éxito que pronostican (yo no me atrevería a tanto futurismo), por la ley de grandes números seguro que ocurrirán accidentes graves. Un anarco-liberal diría que es sólo responsabilidad de las personas que estaban en el coche, pero la mayoría de españoles reclamarán responsabilidades al gobierno. (¿o quedan dudas? Espero que no haga falta citar casos de accidentes de repercusión social y las reacciones).

Es incoherente hoy reclamar la no intervención para luego llevarnos las manos a la cabeza y reclamar responsabilidades al gobierno cuando ocurran accidentes o delitos. Con estas actitudes tampoco colaboramos en que se mantenga un debate sobre qué es mejor hacer.

Aunque puedo estar equivocado, sólo el tiempo podrá darme o quitarme la razón, pero al menos digo que estoy lleno de dudas sobre el tema. Es más, sí creo que hacen falta algunas regulaciones adicionales para evitar disgustos mayores (y no dejar que sólo dependa de la voluntad y competencia entre plataformas de compartir coches).

También debo decir que los cuatro que gritamos por las redes no representamos a la sociedad. Afortunadamente.