Ayer me hicieron una entrevista para un suplemento de un periódico local. Iba sobre Internet y redes sociales. La periodista que me hacía buscaba sólo el lado amarillista, era tan exagerado que en un momento le pregunto «¿Tú no eres gran conocedora de Internet, no?». La respuesta fue:

Yo de Internet lo justo, sólo para el trabajo.

Y ella era la responsable de hacer un reportaje sobre Internet. Pero como buena «periodista» quería sacarme un titular del tipo «las redes sociales son peligrosas». Intentaba explicarle de muchas maneras que todo depende la formación de los usuarios, y que en el caso de adolescentes tiene mucho que ver la educación que le dan los padres, especialmente en temas de privacidad. Le mostré y leí párrafos del artículo de mi amiga Mar Monsiuri, pero ni caso.

En algún momento sale el tema del sensacionalismo que hay con el tema de la pornografía infantil y se olvidan de otros temas que son igual de importantes y que la justicia no puede, no quiere o pasa de resolverlos. Le cité ejemplos que hasta la misma Guardia Civil me explica que no pueden hacer nada, el archivo de la denuncia por los ataques DDoS, las acusaciones que rondan por allí que soy pederasta (de un chalado), de que acoso sexualmente a alumnas (lo pusieron en la Wikipedia y últimamente en burbuja.info), o de ciertos «personajes de observatorios» con la publicación de mis datos personales y acusaciones varias (en indymedia), etc. etc. Y le explico que eso es completamente ignorado por la «prensa» y por la justicia, que hay una fallo en todo el sistema legal del «mundo real» pero que es completamente ignorado porque no se trata del más sensacionalista «pornografía». Su respuesta:

Entonces me confirmas que Internet es muy peligrosa, mira lo que puede hacer cualquiera.

Que no, que no, intentaba explicar. Que en el mundo real ocurren cosas más graves pero que al menos la justicia actúa con más diligencia (ish), no así en Internet.  En un momento incluso le pregunté cómo es que publican unos «sesudos informes» con titulares espectaculares de observatorios con nombres pomposos sin siquiera notar que no tiene información técnica del estudio. Me respondió que muchos llegan por «agencias» y que ellos tienen que fiarse de esas agencias. Le expliqué que obviamente a las agencias le meten bulos, pero si es periodista debería tener la obligación de al menos ser escéptica y no publicar información amarilla-pseudocientífica si no va acompañada de una mínima evidencia que la haga fiable.

Me dió la impresión que no me entendía nada de lo que intentaba explicarle.

De ese estilo fue toda la conversación de casi una hora. La culpa no era de la chica, es sólo una muestra de que incluso mantener una conversación de temas básicos como «escepticismo» y «evidencias» es casi imposible incluso con un «periodista profesional».

Pocas horas más tarde me engancho a El Intermedio para ver la más que predecible revelación de que era una trampa. Allí veo como el periodista-director de una TV trata impunemente de puta a una actriz por su imitación del doblaje de pelis porno. Alucinaba, luego la historia es la que todos conocen.

En este país tenemos que soportar «medios» que no se dedican a informar, sino al autobombo de sus empresas y de amigos, la propaganda del director de turno y atacar con saña a los adversarios, el sensacionalismo, el amarillismo, la publicación de información [muchas veces ridícula] sin contrastar ni ponerla en duda. Pero eso con suerte, porque se ven cosas peores. Como periodistas radiofónicos difamando e insultando cada día, periódicos que montan sofisticadas conspiranoias de que el mayor atentado terrorista de España fue casi obra del partido que ganó las elecciones.

Con todo lo que ha llovido en este país desde ese «periodismo» y con todo el gremio, colegios y asociaciones haciendo mutis por el foro, ahora sale la Asociación de la Prensa de Madrid con un comunicado poniendo a parir a la trampa del vídeo de Wyoming…  cuando el programa no es periodístico, ni tampoco el Gran Wyoming es periodista (parece que ni siquiera está apuntado al colegio de periodistas).

¿Dónde coño ha estado esa asociación en los últimos 15 años? ¿no oyó ni leyó nada? ¿ni siquiera se molestaron por el trato de puta que le dedicaba un «periodista» asociado/colegiado?

Para rematarlo, escuché la entrevista de Julia Otero al Gran Wyoming. El Wyoming tampoco se luce cuando dice que (más o menos):

quedé asombrado de la repercusión en Internet… pasé el fin de semana angustiado porque pasé a ser un cabrón… soy afortunado en que tenía un programa de TV para explicar

A lo que Julia apostilla con (más o menos):

Es verdad eso de Internet, como se puede hablar mal de una persona y arruinarle la vida.

No te jode.

A mí me acusaron de cosas muchos peores que cabrón o hijo de puta, aunque me angustian no me arruinaron la vida, tampoco antes se preocuparon de la angustia de los demás… hasta que le toca a un «colega» [*]. ¿En qué puñetero mundo viven? ¿Nunca le enseñaron que no hay que creerse todo lo que se dice? ¿o que otros de sus colegas se dedican día sí y día también a «angustiar» a otras personas desde la radio o los periódicos?

En este país no tenemos periodistas, los padecemos.

Ya, no son todos, ni mucho menos. Pero sí hay una  mayoría sileciosa que calla y no se atreve a criticar a sus colegas u empresas –ya se sabe, hoy aquí, mañana allí–, incluso «prestigiosos periodistas» que aceptan líneas editoriales e instrucciones «chirriantes» sólo para mantener sus nóminas de 92.000 euros de media. ¿Dónde están o han estado los «colegios de periodistas»? ¿No discutían tanto  de un código deontológico? ¿Era todo una farsa?

O eso, o es que tienen una lógica incomprensible. Luego no sé cómo se justifican las licenciaturas de «periodismo» o «ciencias de la comunicación», que desde el mismo presuntuoso título –«ciencias»– parecen un gran fraude intelectual. O pseudociencia, como mínimo.

Sí, estoy mosqueado por este show, ellos se lo montan, ellos se lo comen, y ellos se escandalizan. Mientras tanto tenemos que observar atónitos y callados este espectáculo. Pero esto no les priva de pedir dinero público para «superar la crisis del periodismo»… y encima se los dan.

Siento mucho este rant con mala leche. Necesitaba vomitarlo.

[*]  Me consta por escrito que todos esos medios han recibido correos con acusaciones de que soy un pederasta (una periodista casi hace un reportaje sobre el tema, afortunadamente le consultó antes a un amigo que me conoce, y también lo que hace el chalado). Sólo los de delitos telemáticos de la GC en Madrid y el grupo de delitos informáticos de la PN en Barcelona se pusieron en contacto conmigo para tranquilizarme y ofrecer ayuda –gracias, con la justicia y leyes actuales tan del «mundo real» no se puede hacer casi nada a menos que tengas una SGAE por detrás–, ninguno de esos «medios» fue capaz de desenmascarar el tema. Claro, «se detuvieron a chopocientas personas por pornografía infantil» es un excelente titular, pero no lo es tanto «un desequilibrado mental que difama a inocentes» si la víctima no es de los «suyos».