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Leer libros o escuchar conferencias «inspiradoras» y nada rigurosos generan varios problemas:

1. Te hacen creer cosas que no son ciertas, tu cerebro se alimenta de más mitos, bulos y falsas «leyes sociales» como si fuesen equivalentes a  una «ley física».

2. Crea falsas ilusiones, que a la larga puede producir desasosiego «si los demás pueden y yo no, soy yo el problema» (eso que acabo de citar, según muchos estudios, es la causa fundamental de suicidios, cuyas tasas más altas se dan en países más ricos).

3. Normalmente sobresimplifican la enorme complejidad de nuestra sociedad, incluyendo la política, economía, negocios y relaciones sociales. No podemos asumir que el mundo no esté bajo nuestro control.

4. El tiempo (y dinero) que le dedicas es tiempo (y dinero) que no podrás dedicar a leer o informarte de los problemas reales, de la complejidad, diversidad, y de los verdaderos desafíos como sociedad.

5. Como te ha «emocionado», colaboras en divulgar aún más esas falsas leyes, creencias, mitos y bulos. Luego es cada vez más difícil deshacer esa desinformación. De hecho, acaban en modelos de negocios rentables, ¿hablamos de TED y sobre todo de TEDx y sus grandes simplificaciones -por diseño- inspiradoras?.

6. La ciencia te dirá que no es así, que no hay datos que lo fundamenten, que el tema es más complejo, etc. Acabarás creyendo que la ciencia no te ayuda, sino esos que «saben escribir historias humanas que realmente interesan y ayudan a las personas».

7. Como escribir historias «inspiradoras» atrae a muchos lectores -cada vez menos críticos-, se convierte en un negocio jugoso. Así es como estamos siendo bombardeados de tantos libros «inspiradores» y de autoayuda. Además nos dedicamos a repetir sus ideas resumidas en frases cortas e «inspiradoras», así es como los eslóganes estúpidos tienen tanto éxito en las redes sociales.

8. Acabarás creyendo que el pensamiento crítico es malo, que no ayuda -incluso que es malo- al bienestar personal.

Así es como ayudamos a tener una sociedad que hasta cuando se discute de una ley educativa no escuchamos a los investigadores ni estudiosos del tema, sólo a políticos que en el mejor de los casos antes han sido tertulianos dedicados también a la sobresimplificación de los problemas. Y cuando nos damos cuenta de esto, sólo se nos ocurre mejor idea que culpar de todo a los demás (políticos, medios… votantes del partido contrario).

Luego nos preguntamos por qué no tenemos intelectuales «científicos», por qué en otros países hacen mejor ciencia, por qué somos incapaces de resolver problemas reales más complejos, por qué leemos tanta manipulación en los medios, por qué leemos y escuchamos tantas tonterías de políticos, tertulianos y fanboys.

Todas nuestras «transacciones sociales» tienen efectos en la sociedad, ésta es la suma de miles de millones de «transacciones» diarias. Que no te hagan creer que leer libros de este tipo es sólo «entretenimiento», que no hace daño. No es así, no son inocuos, sobre todo si tienen grandes audiencias.

¿Sólo soy yo que ya casi no ve diferencias entre la religión y sus liturgias inspiradoras con los libros y conferencias ídem? Porque si lo importante es la «inspiración», las religiones e iglesias ya lo han descubierto hace miles de años. Ahora replicamos el modelo, con nuestros propios mitos, becerros, mandamientos, pecadores, santos, discípulos, paraísos e infiernos imaginarios.

No, no es inocuo. Ni nuevo.

Una de arena

Te obsequio con una charla TED inspiradora, rigurosa, graciosa y educativa, cada vez menos frecuente en TED y sus franquicias.