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Hoy recibí la primera noticia y respuesta por parte de Alberto Garzón sobre netbook con software libre que instalé y envié personalmente el lunes de la semana pasada. No sabemos dónde está, ni si lo ha recibido, o si abrió la caja donde estaban los datos de contacto por si había algún problema, o si teníamos que hacer algún procedimiento legal para que se pudiese quedar él o alguien de su partido.

Me parece bien que lo rechace, era una posibilidad. Cada uno tiene derecho a aceptar o rechazar préstamos, donativos o regalos. Me alegra que lo haga por razones éticas, nada que objetar, yo también rechacé varias veces iPhones e Ipads de regalo por la misma razón. Sólo siento un poco de pena que me haya tomado el trabajo de prepararlo (hasta en el cifrado) pero que el ordenador no acabe siendo usado por la persona a la que iba destinado.

Como el fondo del tema es la ética, sólo acabaré con una muy breves reflexiones sobre la cuestión.

Lo que es ético

  • Buscar el balance entre el interés social y el privado, de forma racional y lógica (es la definición muy breve de la ética filosófica).
  • Ser coherente en el día a día con los grandes discursos y programas electorales.
  • Es rechazar aquello que beneficia personalmente pero está radicalmente en contra de las ideas y esfuerzos que se proponen públicamente.
  • Separar lo que son actos y actitudes privadas de las públicas y sostenidas por el público. Estas últimas sí exigen rigurosidad y coherencia.
  • Enfrentarse y resolver los problemas más cercanos de forma coherente con las ideas que se proponen y prometen. No se puede exigir a los demás esfuerzos que somos incapaces de hacer nosotros mismos. Si el esfuerzo es pequeño, una razón más poderosa para hacerlo.
  • Es respetar el trabajo de los demás, personal o a través de sus empresas, y no igualarlos a todos por debajo -como si fuesen todos «explotadores»- a la hora de justificar la necesidad laboral de un producto de moda y prescindible.

Lo que no es demasiado «ético» (o mejor dicho, lógico):

  • Rechazar un préstamo o regalo o donativo a cargo de una empresa privada, pero aceptar para uso personal una herramienta muy cara, prescindible, y pagada con dinero público.
  • Que un diputado justifique la imposición de una «herramienta» sólo porque lo decidió otro partido (fue el PP). Debería ser otra razón de fuerza para rechazarla, exigir cambios a los servicios informáticos del Congreso.
  • Justificarse con un listado de iniciativas presentadas hace seis años sin haber colaborado en ninguna de ellas, hace sólo meses que se hizo candidato del partido (justo para las elecciones, y por su «participación en el #15m» [sic]). Y que además esas iniciativas anteriores amplifican la impostura de escribir un apunte racionalizando lo opuesto (hubiese sido mejor haberlas leído antes).
  • Justificar al objeto de la contradicción con argumentos de temporalidad, «de lo tenemos que devolver». La contradicción no queda anulada por su temporalidad. Tampoco es tan temporal, los hechos recientes nos dicen que casi todos los diputados se quedaron con los portátiles de la legislatura anterior (decisión tomada por la misma mesa que decidió la compra de iPads).
  • Afirmar una y otra vez que es una herramienta necesaria, cuando su uso principal será leer periódicos, tuitear y ver vídeos en Internet de otras «empresas explotadoras» [sic]. El teclado de la pantalla no sirve para escribir textos -el trabajo fundamental de un legislador- de más de unos pocos cientos de palabras. Además, en el Congreso usan formato MS Office -algunos pocos usan Open/LibreOffice-, ninguna de esas herramientas está disponible en el iPad (no deberían permitir que sus documentos de trabajo -tan importantes- se almacenan en dispositivos, la nube, de empresas extranjeras).
  • Rechazar un donativo de pocos cientos de euros (era obvio que no era para comprar favores) por razones éticas, pero regalar parte de su salario personal (miles de euros cada mes, pagado por la sociedad) para financiar a un partido político, que entre otras cosas también se dedica a hacer regalos «útiles» para dar «lecciones éticas».
  • Apoyar y casi erigirse en «portavoz» y conocedor de las revindicaciones de un movimento que en mayo gritaba que los partidos o políticos «no nos representan», pero en diciembre pedir que la participación política se canalice a través de su un partido. O cambiar el discurso y maneras «quincemayistas» a otras típicas de la partitocracia a que se criticaba hasta ayer mismo.
  • Recurrir continuamente a la palabra ética, pero justificar las contradicciones propias usando argumentos relativistas posmodernos, quizás influenciado por algunos autores de este tipo que todavía se toman en serio hasta al psiconálisis freudiano (quizás debería compensarse leyendo a otros pensadores o críticos con las imposturas intelectuales)

Nada más señor diputado. Buena legislatura (estoy seguro que en los grandes temas será más coherente que con las tonterías de software libre en las que le hago perder el tiempo), que aproveche del iPhone e iPad, no todos pueden permitírselo, muchos no pueden pagarlos, otros sólo por tonterías de principios. Sí, existen, me consta, aunque no voten a IU.