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Los que leen habitualmente mi blog conocen mi opinión sobre la «ingeniería del software tradicional», muchas veces hablé de ello y del «mal» que hacen en general a la profesión, y hasta como limitan la innovación.

Nunca me gustó que se llame «ingeniería» a un proceso que tiene poco que ver con los de las ingenierías tradicionales, entre ellas que las tradicionales poseen una serie de herramientas analíticas y cuantitativas para evaluar y estimar riesgos y tolerancias. En el desarrollo de software no tenemos esas herramientas, quizás nunca las tengamos: no es lo mismo trabajar en la construcción de elementos físicos, limitados por leyes fundamentales de la física, con pocas combinaciones posibles, con la construcción de programas informáticos que no tienen esas limitaciones físicas, ni en las combinaciones posibles.

Este tipo de visión propuesta desde el mismo nombre «ingeniería» nos lleva a errores muy importantes, por ejemplo el de suponer que las construcciones físicas y las matemáticas [los programas] son equivalentes. No sólo hace «daño» a los proyectos que nunca pueden cumplir plazos y presupuestos, sino también a la propia «ciencia» y profesión informática. Es un engaño, fundamentalmente a los propios profesionales. Así se cometen errores derivados como reclamar colegios, regulaciones y normas y procedimientos similares a otras ingenierías: las soluciones equivocadas son más perjudiciales que los problemas abiertos. Además es ponernos una venda en los ojos para no observar el verdadero potencial de la informática, ni para darnos cuenta de dónde está la innovación (que no es precisamente seguir haciendo el mismo software de siempre).

Escribí bastante sobre estos temas, fundamentalmente en apuntes críticos con la creación de los colegios oficiales informáticos. El núcleo de la argumentación es la que comentaba antes, incluso de crear una «pseudociencia» (p.e. en Recursividad, punteros, estadísticas y pseudociencia del software, Diseño, ingeniería, ágiles… y frameworks, Redescubriendo al Dijkstra provocador 18 años después), además enseñado en la universidad como si de leyes científicas se tratasen –quizás lo que más daño hace–.

También critiqué al establishment de la «ingenieria del software», dominado por tecnológos pocos «científicos» –en su mayoría empleados de grandes corporaciones de desarrollo de software para empresa de Fortune 500– que en ninguna de sus publicaciones científicas presentan los datos para que puedan ser contrastados (algo inherente del software privativo) y sometidos al peer review (que no es aceptable en ninguna otra rama científica). Este mismo establishment ha ignorado durante muchos años al software libre con sus métodos de diseño y desarrollo completamente contradictorios con los propuestos por la «ingeniería tradicional» (muy bien expuesto en al «Catedral y el Bazar» de Eric Raymond).

Muchas de las respuestas que tuve –incluso entre supuestos reputados profesionales– es que «hago daño a la profesión» [sic].

Pero ahora está surgiendo el mea culpa de los gurús incondicionales de la «ingeniería del software». El reconocido gurú Tom DeMarco (gracias Paco) que escribió el artículo de opinión Software Engineering: An Idea Whose Time Has Come and Gone? (algo así como «Ingeniería del software: ¿una idea de tiempos pasados?») que es en gran parte una autocrítica a sus ideas y libro de referencia Controlling Software Projects: Management, Measurement, and Estimation.

Resumo sus ideas fundamentales con algunas de sus frases traducidas literalmente:

  • Hoy en día todos comprendemos que las métricas de software cuestan dinero y tiempo, y que deben ser usadas con moderación.
  • El desarrollo de software es inherentemente diferente de las ciencias naturales tales como las física, por lo que sus métricas son muchas menos precisas para capturar lo que deben describir.
  • La frase más citada del libre es «No puedes controlar lo que no puedes medir». Esta frase contiene una verdad real, pero cada vez me sentía más incómodo con el uso que hice de ella. Está implícita en la frase (y en título del libro) que el control es un aspecto importante, quizás el más importante, de cualquier proyecto de software. Pero no lo es.
  • Muchos proyectos se han realizado sin demasiado control pero han generado productos maravillosos tales como Google Earth o la Wikipedia.
  • Esto nos lleva a la desagradable conclusión que el control estricto es algo que importa mucho en proyectos relativamente inútiles y mucho menos en proyectos útiles. Sugiere que mientras más te enfoques en el control aumenta la probabilidad de que estás trabajando en un proyecto que se esfuerza por generar algo de valor relativamente menor.
  • ¿Estoy diciendo que está bien ejecutar proyecto sin control o con un control relativamente menor? Casi. Estoy sugiriendo que deberíamos seleccionar primero a los proyectos cuyo control preciso no importe demasiado.
  • Estoy llegando gradualmente a la conclusión que el momento de la ingeniería del software vino y se marchó.
  • En los últimos 40 años nos hemos torturado por nuestra ineptitud en acabar proyectos a tiempo y con el presupuesto previsto. Pero como sugerí antes, no debería haber sido el objetivo supremo.
  • El objetivo más importante es la transformación, crear software que cambie el mundo, o que transforme una empresa, o la forma en que hace negocios.
  • El desarrollo de software es y será siempre algo experimental. Lo construcción real de software no es necesariamente experimental, pero sí lo es su concepción. Allí deberíamos enfocar nuestros esfuerzos. Allí es donde deberíamos haberlo hecho siempre.

Está muy bien que por fin los gurús de la «ingeniería [tradicional] de software» comiencen a reconocer errores y dejar de ignorar a los métodos y filosofías tan habituales del software libre y de proyectos que han sido realmente innovadores desde el punto de vista de gestión de proyectos de software. Todavía se queda corto y esta opinión me deja la misma sensación de dejè vu que me produjo hace unos diez años la moda de lo métodos ágiles y la programación extrema: era algo que ya se veía hace tiempo en el software libre y de hecho era mucho más radical que las «radicales» nuevas metodologías y métricas. Por ejemplo.

Tom DeMarco cita a dos proyectos que le parecen notables para mostrar la contradicción con las ideas tradicionales: Wikipedia y Google Earth. Pero resulta que ambos tienen muy poco que ver y no han sido «seminales» en sus aŕeas.

El software de la Wikipedia [un wiki colaborativo] es muy sencillo y no fue el primero en hacer un programa de este estilo. el éxito e importancia social de al Wikipedia es el proyecto global, y cómo ha conseguido formar una enorme comunidad de gente que comparte valores de fomentar la divulgación libre del conocimiento. Poco tiene nada que ver con «desarrollo de software», sino con valores y conceptos mucho más amplios.

Google Earth es un programa mucho más complejo pero que ya eran comunes desde principios de la década de los ’90, con el auge de las estaciones 3D (el líder indiscutible era Silicon Graphics, SGI) y la realidad virtual. De hecho Google Earth surge de la compra de una empresa (Keyhole) que a su vez se basó en otras ideas e implementaciones previas de 1994. El logro fundamental de Google Earth poder acceder a esa cantidad de datos y dejarlos a disposición de todo el mundo, algo que antes sólo podían hacer muy pocas empresas. (En todo caso yo hubiese mencionada a Google Maps, porque mostrar esa información usando sólo HTML y Javascript sí fue una innovación importante, junto con Gmail mostraron el camino del desarrollo de aplicaciones Web/Ajax complejas).

Si yo tuviese que elegir proyectos de software realmente indicativo de las contradicciones con las «métricas tradiconales», por ejemplo:

  • Núcleo Linux: Es muy complejo desarrollaro un núcleo de sistema operativo, la variedad de hardware es enorme, los bugs tienen consecuencias graves, se necesitan mucho conocimientos, tiene una enorme cantidad de elementos independientes, las combinaciones de caminos de ejecución de casi infinitas. Aún así se desarrolló uno que funciona desde los superordenadores más grandes del mundo a los teléfonos móviles, con el aporte de miles de programadores sin ningún tipo de reuniones, coordinación, diseño previo o siquiera documentación básica (ahora ya hay bastantes libros y documentos).
  • KDE/Gnome: Dos proyectos complejos, independientes pero competidores e incluso «con esfuerzos inaceptablemente duplicados», pero que cada uno aportó innovaciones en distintas áreas y se integran o usan en entornos diversos como escritorios completos a dispositivos móviles o multimedias (por ejemplo el Sfari/Webkit que se ejcuta en Mac, iPhones, Androids y Nokias es derivado directo del KHTML de KDE).
  • Sistema GNU/Linux o BSD (+ X.org, +GNOME/KDE, +multitud de software): Ejemplo radical de cómo se pueden construir sistemas complejos muy completos basados sólo en una coordinación o consenso mínimó para las interfaces entre ellos. Estas interfaces además son muy simples y no han dejado de evolucionar sin necesidad de «cambios drásticos».

Cualquiera de los tres proyectos es –en código fuente– órdenes de magnitud más grande que la Wikipedia o Google Earth, además ninguno de ellos dependió de una empresa o fundación, y tienen una complejidad y diversad de uso mucho mayor.

Por eso, está muy bien que empiecen a descubrir todo un mundo allí fuera, que creció y se desarrolló sin seguir las métricas y métodos «tradicionales». Es aún una mejor noticia que los gurús de la ingeniería del software empiecen la autocrítica de las ideas erróneas que han fomentado durante 40 años.

Estaría ahora muy bien que los fanboys de esa «ingeniería» empiecen a aceptarlo. Pero sería mucho mejor que los responsables de planes de estudio y asignaturas de «ingeniería del software» en las carreras informáticas sean conscientes del problema, al menos ya tienen a uno de sus gurús poniendo en dudas los cimientos de su [pseudo] ciencia. Quizás así dejaremos de leer y escuchar falacias tales como «para ser buen director de proyecto no hace falta saber programar», «un proyecto es malo si no tiene un diseño previo bien especificado y documentado», o el mantra:

[…] podemos y/o debemos gestionar un proyecto de software de la misma forma que un proyecto de arquitectura.

Futurología: en unos pocos años veremos que el hot topic en las publicaciones de ingeniería del software serán estudios de caso de grandes proyectos de software libre. Nos hablarán de la radicalidad de los métodos ágiles usados, la coordinación debil, el software evolutivo, la complejidad de las relaciones sociales entre programadores y usuarios, la influencia del uso real de los usuarios para el diseño del software, la importancia del release often, del peer review, los casos reales de uso no previstos por los programadores… y volveré a sentir una sensación de dejà vu.