Leí hace un tiempo varios artículos, entre ellos de Jaron Lanier, en la misma línea: el que cualquiera pueda expresar su opinión en Internet y que esta llegue a mucha gente no mejora el debate, lo empeora. Sus argumentos giran en que antes escribía una élite que se supone más informada, con argumentos más racionales y logicos (valga la redundancia). Por el contrario, afirman, ahora cualquier desinformado puede opinar, y no es necesario ni se le exige que argumente adecuadamente, basta que escriba frases suficientemente demagógicas atractivas para que estas se difundan y pasen a ser el núcleo del argumentario popular.
Yo creo que tienen una gran parte de razón, pero están equivocados en el fondo de la cuestión. Vayamos primero en lo que tienen razón.
Desde la distancia seguí el apasionado debate con final espectacular sobre la Ley Sinde y lo que estaba leyendo lo resumí en tweet:
Al fin y al cabo la hipocresía es también un derecho democrático.
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