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Es muy habitual que cuando un servicio introduce modificaciones en sus programas o diseño, enseguida los usuarios critican duramente hasta los aspectos más superficiales: el color es malo, el espacio no es el adecuado, no se debería haber cambiado de lugar ese botón, debería haberse usado otro icono, ese enlace debería estar arriba y no abajo, la información se debería mostrar como estaba antes, etc.
Este tipo de críticas es proporcional a la popularidad del servicio o sitio. Pero voy a explicar algnas cosas. Aunque existen numerosos casos de decisiones muy estúpidas (prefiero no dar ejemplos, algunos son amigos… o yo mismo 😉 ), la mayoría de las empresas más populares tienen programadores y arquitectos de software muy buenos, no son idiotas. O al menos, no todos, la media no es más estúpida de la media de los que escriben en blogs y Twitter. Lo que pasa es que en el desarrollo web se suelen aplicar unas pocas reglas que no suelen ser conocidas por los no programadores: