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Ricardo Galli, de software

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Ricardo Galli, de software

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Las dos preguntas de El País

11 viernes Dic 2009

Posted by gallir in cultura, internet, legales

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manifiesto, p2p

Ayer Antonio Fraguas me envió dos preguntas sobre las revindicaciones del manifiesto. Salieron publicadas en Internet, buzón de sugerencias, por supuesto muy recordada y simplificadas a pesar de la complejidad.

Esta fueron mis respuestas completas.

¿Qué opinas del anteproyecto del Gobierno?

Si hay que creer las buenas intenciones del Ministerio o del Consejo de Ministros es, desde el punto de vista legislativo, una auténtica chapuza porque la redacción no refleja esas intenciones. Lo que importa es la letra de la ley, no las intenciones de los que la redactaron. Los jueces o los que les sigan no tienen por qué conocer esas intenciones no escritas, ni compartirlas al momento de ejecutar la ley.

El anteproyecto tal como se presentó tiene varios problemas.

1. La comisión puede pedir datos personales a los proveedores de Internet sin la intervención del juez. Lo que puede afectar a protección de datos personales y la privacidad de comunicaciones.

2. La comisión tiene la capacidad de ordenar el cierre de páginas webs si considera que «no afecta» la libertad de expresión. El problema es que esta decisión será arbitraria y no la toma un juez, sino la propia comisión. Se podría recurrir administrativa o judicialmente, pero ni la administración ni la justicia son rápidas, con el perjuicio que puede ocasionar al afectado.

3. Por los dos puntos anteriores, está privando a los ciudadanos de una tutela judicial efectiva.

Hay un cuarto problema que no se habla mucho. Dime un blog o sitio web y te puedo dar varios ejemplos de que violan la Ley de Propiedad Intelectual. Como no está definido el «derecho a cita», cualquier reproducción parcial de textos, imágenes o sonido que se puede constituir un ilícito. Es decir, cualquier sitio –Menéame, Barrapunto, Google, un blog, incluso periódicos– serán susceptibles de ser acusados de violación de la LPI. El caso más sangrante ocurre ahora mismo en la web de El Mundo, cuyo director se manifestó a favor de este anteproyecto, pero el buscador de ese sitio permite obtener listados de servidores P2P para bajarse obras protegidas. Es decir, aplicando la letra del anteproyecto debería ser uno de los primeros en cerrar, ya que los fines de lucro son manifiestos (pero afirmará que en ese caso es sólo censura ya que se trata de un «medio de comunicación»).

Otro problema. En caso de que la comisión envíe sus denuncias a los jueces –que pueden ser pocas o demasiadas, según el estado anímico de los miembros o sus amigos–, éstos tendrán que resolverlas bligatoriamente sin que haya una «barrera de entrada» para evitar los abusos. ¿Alguien cree que esto mejorará el funcionamiento de la justicia o la seguridad jurídica?

¿Qué alternativa se te ocurre para luchar contra la ‘piratería’?

En primer lugar, que la ambición de maximizar beneficios no les lleve a pescar en mares peligrosos y que luego exijan a la sociedad que les resuelva los problemas derivados. Vale, es una broma, pero valga la analogía. Los artistas deben tener el derecho de intentar ganar dinero con sus obras, pero la sociedad no tiene la obligación de asegurarles beneficios.

Si se hubiese asumido que la «propiedad intelectual» no es un característica natural de las obras intelectuales, que no es equivalente a la «propiedad física», ni que los autores deben poseer derechos absolutos sobre todo lo que se hace con sus obras de forma privada, este debate que estamos teniendo hubiese sido mucho más racional, sosegado y centrado. Mi primera propuesta sería centrarlo, pero es tarea imposible dada la pobreza intelectual de los que suelen participar en los debates públicos (normal, son más soldados de batallas que pensadores).

Si además la «industria cultural» hubiese superado el obsoleto modelo de negocios de ganar dinero por copias físicas, la copia privada sin fines de lucro sería considerada normal y beneficiosa. No sólo es una mayor divulgación de cultura, también de la obra de esos artistas. El gobierno no debería preocuparse de los artistas ya millonarios, que no lo necesitan, sino de la inmensa mayoría de ellos. En realidad el negocio de cobrar por derechos de autor por esas copias físicas representa un negocio muy pequeño para los artistas, ¿cuánto cobra cada uno por un CD de 20 ó 15 €? ¿Tres, dos, uno? ¿Cuántos CDs han vendido? ¿1.000, 10.000, 50.000? En realidad estos artistas ganan más dinero de otras actividades,como conciertos, que son más numerosos y masivos que nunca. Así que mi segunda propuesta es que se asuma el derecho de copia sin fines de lucro y se empiece a explorar en serio otras formas de negocios y acercar a los artistas a sus fans que le siguen promocionando y divulgando a pesar de ser insultados y difamados cada día.

Si hay señores que están ganando dinero con las obras de terceros sin su autorización ni compensación adecuada, que sean los jueces lo que actúen, bien por ilícitos penales o civiles (estafa, por ejemplo). Si no está funcionando bien, que se dote de más recursos a la justicia –que es obvio lo necesitan–, o que desarrollen mecanismos para facilitar la compensación adecuada, por ejemplo las «licencias obligatorias» similares a las que permitieron el crecimiento de la radio, TV, y cable con una adecuada compensación a los artistas y distribuidoras.

Por último diría a esa decenas de miles de artistas que dejen de ser meros espectadores de la lucha de sus «amos» y hagan como hizo el movimiento del software libre: nada más efectivo que producir cultura [más] libre y asociarse con empresas que saben cómo hacer negocios sin limitar actividades privadas. Por ejemplo Jamendo, que divulga sus obras por diversos canales, incluso móviles, y distribuye toda esa música libre de cánones a los locales que lo soliciten por cantidades muy razonables (menos de lo les cobra la SGAE, y sin necesidad de pagar los habituales precios desorbitados de los CDs musicales).

Una introducción a Carlos Almeida

08 viernes May 2009

Posted by gallir in ética, ciencia, cultura

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carlos almeida, guerra del copyright, p2p

Esta tarde Carlos Sánchez Almeida dará una conferencia en Palma y me han pedido que le haga la presentación. Nunca me gustó demasiado lo de leer un curriculum resumido, no explica todo de la persona. Tampoco en este caso explica nada de un tema complejo y amplio, para una audiencia que quizás ni siquiera lea blogs. Así que preparé una introducción algo especial y desde el punto de vista de un informático cada vez más convencido de que el mejor invento humano es la ciencia.

Este acontecimiento, con la presencia de este reconocido abogado es muy especial para mí, y espero que para todos vosotros. Disculpadme el atrevimiento de robar unos ocho minutos a la conferencia para intentar resumir una perspectiva del tema que nos trajo aquí.

Este año celebramos los 150 años de la publicación de un libro que cambió radicalmente la forma en que veíamos al mundo, y a nosotros mismos. Me refiero a “El origen de las especies”, de Charles Darwin. Con él aprendimos que la evolución fue –y es– una lucha cruenta y sangrienta por la supervivencia. Aquellos individuos que sobrevivían más tiempo eran los que más se reproducían, transmitiendo así sus pequeñas ventajas genéticas a sus descendientes. Cien años después, también aprendimos que esos genes no son más que pequeñas unidades básicas –bits– de información.

Investigaciones posteriores descubrieron que, a diferencia del resto de las especies, los humanos no respetamos la Teoría de la Evolución, ni al “egoísmo de los genes”, como lo describió Richard Dawkins. Usamos anticonceptivos que nos permiten disfrutar del sexo sin reproducirnos, o nos dedicamos a otros proyectos que no aportan a la “supervivencia”. Hacemos arte, música, ciencia, deportes, nos preguntamos del origen del universo, del sentido de la vida, intentamos ser buenas personas, cuidamos y protegemos a los débiles y enfermos aunque no sean parientes cercanos. Nuestra organización social es diferente, y quizás única en el universo.

Los científicos que estudian estos “extraños” comportamientos humanos nos explican las razones, hemos sido capaces de comunicarnos, de compartir información sobre nuestros deseos e intereses, de cultivar la empatía. Así pudimos establecer objetivos colectivos a corto plazo, en beneficio de otros a más largo plazo.

En 1948, Claude Shannon, un científico contratado por la AT&T para investigar cómo aumentar el número de comunicaciones por los cables telefónicos, publicó el artículo “Una teoría matemática de la información”, que dio origen a lo que hoy conocemos como “Teoría de la Información”. Ese modelo –de origen y objetivos aparentemente modestos– permitió avances radicales en la transmisión y codificación de datos. Es la base de todas las comunicaciones modernas: la radio, televisión, satélites, teléfonos, Internet…

Pero la utilidad y generalidad de la teoría de Shannon no deja de sorprender a la comunidad científica.

Seth Lloyd es un prestigioso investigador de un área diferente, la mecánica cuántica. En 1993 descubrió una forma práctica de construir ordenadores cuánticos. Como todo gran científico, también se preguntaba sobre las “leyes del universo”, por lo que comenzó a trabajar en una nueva “teoría unificadora” que pudiese explicar el universo sin necesidad de recurrir a modelos diferentes según la escala. (La de Newton para nuestra vida en un entorno físico limitado –el mundo medio–, la de Einstein para las grandes escalas o la cuántica para explicar el mundo subatómico.)

Lloyd y otros científicos reconocieron que el universo está compuesto de bits de información, que cada partícula –electrones, átomos, moléculas…– registran esos bits. Así, el universo no es más que un ordenador cuántico gigante, que se procesa a sí mismo. Como tal, una teoría de la información generalizada podría ser capaz de explicarlo.

Aunque genera controversias y todavía está en un estado muy primitivo, ya han obtenido resultados parciales espectaculares que explican fenómenos antes misteriosos. Desde cómo influyen los catalizadores en las reacciones químicas, el proceso de las mutaciones genéticas, o cómo se explica la aparición de la vida (con el equivalente de millones de monos, escribiendo caracteres aleatorios… pero en un intérprete de programas informáticos).

En este modelo, el lenguaje humano también fue el que marcó la diferencia entre nosotros y otras especies. A medida que las sociedades se hicieron más complejas tuvimos que desarrollar nuevos métodos de comunicación, que a su vez realimentaron la complejidad de la sociedad. Así aparecieron entidades abstractas –sólo conformadas por “información”– que parecen tener “vida propia”: las religiones, la democracia, el capitalismo, el comunismo, la política…

Es emocionante –sobre todo para un informático– ser testigos de esta paulatina aunque acelerada convergencia de teorías hacía la “información” como núcleo. No me cabe dudas de que Darwin y Shannon estarían muy asombrados de la evolución de sus “modestas” teorías.

Ambos coincidirían que Internet, el web o el P2P son avances tan lógicos como necesarios en una sociedad cada vez más diversa y compleja. Además, cualquier científico estaría de acuerdo en que no podemos siquiera imaginar los usos y desarrollos futuros de estas tecnologías.

Pero al mismo tiempo que festejamos el año de Darwin, estamos presenciando las embestidas más violentas contra el intercambio de información, Internet y el P2P: la guerra del copyright. No veréis a científicos o filósofos prestigiosos apoyando esta escalada, todo lo contrario. Pero estamos en un país y cultura donde los políticos y legisladores ignoran la opinión de la comunidad científica, a la par que escuchan y defienden el modelo de negocio de unos pocos ramoncines y bisbales.

Si me permiten abusar, aunque no demasiado, de las analogías con la informática, explicaré brevemente la diferencia fundamental entre los legisladores y académicos versus los jueces y abogados.

Los primeros son los que elaboran las leyes, para ello tienen que plantearse cuestiones filosófica-éticas y valores que consideramos innegociables: autonomía del individuo, respeto a la diversidad, el diálogo, y la justicia como el adecuado balance entre el individualismo y el interés social. Así es como elaboran el “código”, las reglas o programas de la sociedad –tal como lo describe el Catedrático de Derecho de la Universidad de Stanford, Lawrence Lessig en su libro “El código es la ley”–.

Por otro lado, la función del sistema judicial es ejecutar ese código, es la CPU del sistema. Los jueces y abogados deben limitarse a interpretar literalmente las instrucciones del programa.

Pero es una explicación demasiado simplista, existe una disfunción importante. El “módulo” que debería reflexionar sobre cuestiones éticas en algunos casos son meros ejecutores de las instrucciones de una minoría. Que paradójicamente y por desinformadas, nunca llegarán a comprender en su totalidad la artística belleza y profunda humanidad de teorías como la de Shannon o Darwin.

Afortunadamente hay personas que aunque no provengan de la comunidad científica, y quizás sin saberlo, defienden las mismas ideas. Pero no es casualidad. Las reflexiones éticas, lógicas, informadas y rigurosas que comparten los mismos valores suelen llegar a las mismas conclusiones.

Decía que afortunadamente tenemos prestigiosos abogados como Carlos Sánchez Almeida –o sus colegas Javier de la Cueva y David Bravo– que no sólo se limitan a ser intérpretes de un código plagado de injustos bugs, agujeros, indefiniciones, también reflexionan sobre temas éticos, históricos y de valores. Dado que son capaces de hablar el lenguaje que supuestamente comprenden nuestros legisladores, quizás sean los únicos capaces de re-educarles sobre la importancia de volver a la reflexión, la ética, la rigurosidad y el interés social.

Por eso no quise limitarme a citar el brillante como extenso currículum profesional y de activismo por las libertades de Carlos Almeida. Sus actividades son mucho más importante de lo que aparentan, o de lo que se pueda describir en unas cuantas frías líneas de un currículum resumido. Por eso mis gracias, mi admiración, y espero que disfrutéis tanto como yo de la conferencia. Estoy seguro que no dejará a nadie indiferente.

Carlos, es un honor. Gracias por estar aquí, y disculpas por robarte unos minutos preciosos.

EDans no tiene [gran parte de] razón

24 viernes Abr 2009

Posted by gallir in ética, cultura, internet, legales, política

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canon, casciari, edans, p2p

Me toca dar la brasa a conocidos y amigos, antes a mi admirado Casciari, ahora a No es tan sencillo como pagar o no pagar. It’s the economy, stupid de Enrique Dans. Pero es que desde mi punto de vista equivocado.

No es la «economía»

En primer lugar recurre a la frase «It’s the economy, stupid» de la campaña electoral de Clinton. Fue usada para contrarrestar el enorme prestigio que tenía Bush padre por el fin de la guerra fría y el «triunfo» de Irak/Kuwait contrarestándolo con la recesión  provocada por las medidas neoliberales que venían de la época de Reagan. Esta misma frase podría haber sido usada por un partido Trotkista, los demócratas, los republicanos, el PP, el PSOE o IU.

La «economía» es un concepto que involucra las relaciones  sociales relacionadas con la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. La economía existe independientemente del modelo que se aplique para lograr esos objetivos [de la forma más «eficiente» como se autojustifica el capitalismo, o de la forma más «justa» como se justifica el socialismo], la economía existía en la URSS, en EEUU, Cuba o Corea del Norte.

Por sí misma no significa nada, al menos en este contexto, por lo que a efecto de los argumentos es una soporte lógico falaz, populista y superficial. En realidad cuando EDans dice «es la economía estúpido» está queriendo decir es el capitalismo libre mercado, estúpido. Sobre esto, más adelante.

El abuso de la analogía

Luego recurre a otro argumento falaz por un abuso de la analogía. Me refiero a la del grifo y el agua embotellada. Es verdad que lo de las tuberías es una buena analogía, si no se sobrepasan los límites.

Esos límites se han superado porque la analogía no es correcta si se trata de analizar la producción cultural y las posibles subvenciones. En primer lugar porque el agua es un bien físico –que no intelectual– y cuya disponibilidad no se extinguió al instalarse tuberías, sino que se hizo más cómoda para el usuario final.

Pero no sólo fue una cuestión de comodidad, quizá los fundamental fue un solucionar un problema de interés social: la salubridad de las grandes ciudades (que incluía el tratamiento necesario del agua para evitar las enfermedades y luego el traslado de las aguas residuales). Había un problema social que resolver, que había que dar acceso a la mayoría de los ciudadanos y que no fue un resultado del capitalismo libre mercado [en la URSS también había agua corriente, la calidad de la misma no dependía de ideologías sino de la riqueza] sino de emprendimientos colectivos a través del estado [al menos en la mayor parte del mundo].

La instalación inicial de agua corriente fue muy cara y no tenía los alicientes económicos suficientes para que fuese hecho por empresas privadas. Se necesitó la intervención del estado (aunque la analogía es correcta en el sentido que las «tuberías» de Internet no fueron resultado del capitalismo libre mercado sino de un ambiente académico fuertemente subvencionado).

No sólo eso, cualquier libro de Micro Economía 101 podría explicar que el agua embotellada no es un producto sustituto ni competencia del agua de grifo, son productos en muchos aspectos complementarios. Nadie en su sano juicio lava los trastos o se ducha con agua embotellada. Tampoco nadie se instala un manguera para llevar el agua del grifo mientras sale a correr, mirar tiendas, tomar un café,  o pasear con los hijos por la playa.

Para incidir aún más en la falacia, la distribución de agua -y su complemento obligado, las alcantarillas– no es negocio incluso hoy, y sigue en general en manos del estado y fuertemente subsidiado. Sobre todo en pueblos y ciudades pequeñas. La consideramos como un derecho básico.

El mismo argumento que justifica la existencia de agua corriente sirve perfectamente para justificar la subvención de producción de obras culturales independientemente que se mantenga el negocio del arte vía otros modelos de negocios.

La distribución obsoleta

El problema de fondo cuando se discute los temas económicos, éticos, políticos o de cánon no es el de mantener o no el viejo y obsoleto sistema de comercialización vía la distribución de elementos físicos, sino de cómo asegurar que los autores tengan –o no– una forma factible, práctica y justa de ganar dinero con sus obras.

Tampoco es que la distribuidoras/editoras pretendan seguir con el negico físico, sino simplemente –como explica cualquier libre de Micro Economía 101– que los costes marginales de las obras intelectuales es prácticamente cero, lo que hace imposible que sigan con el mismo modelo de negocio. Sí, es el problema de ellos. Pero no creo que nadie –salvo quizás la ministra, la SGAE o los «artistas ignorantes– confundan «subvención cultural = mantener el viejo sistema de distribución».

No es éste el dilema. No hay que confundir ni parecer confundidos, que sólo debilita nuestros argumentos.

Las leyes de propiedad intelectual

Coincido plenamente con Enrique en que las leyes de propiedad intelectual hay que re-escribirlas, re-pensarlas y adaptarlas a la realidad. No son justas, ni prácticas –condición necesaria para toda ley– ni favorecen la economía ni la producción cultural.

Pero discutir una forma de financiación de los autores no significa aceptar las leyes actuales ni pretender que se endurezcan. Más bien es un tema distinto y corresponde a otra estrategia paralela. Es un tema diferente porque por un lado se discute de temas de libertad individual e interés social, por otro un tema estrictamente económico.

Lo que pasa es que las leyes de propiedad intelectual tan draconianas que tenemos son un by-product del capitalismo libre mercado. Y aunque las justificaciones de éstas se parecen a la del comunismo –el interés del estado, i.e. una élite, en contra de la libertad indivual–, sus origen es la cuna del capitalismo libre mercado, primero UK, luego la asociación europea de editores –presidida por Victor Hugo– que logró la firma de la Convención de Berna y ahora afuertemente presionado por EEUU y países alíados.

¿El capitalismo libre mercado no tiene ninguna responsabilidad a este problema? Claro que sí: favorecen el interés de corporaciones y minorías con dinero y lobbies poderosos. Más al final.

De todas formas, solucionar el problema de la financiación de los autores quitaría el argumento para sostener y empeorar las actuales leyes de propiedad intelectual (que en EEUU son aún peores que en España, allí –exponente del capitalismo libre mercado y libertades individuales– ni siquiera existe el derecho a copia privada). Una vez solucionado este problema podemos continuar y mejorar el de la ley, tendremos mejores argumentos.

Hay que pensar en proyectos a corto plazo que sustenten a otros de más largo plazo. La urgencia ahora mismo es evitar que nos empeoren la ley basados en argumentos económicos –tan falaces en uno como otro sentido–.

La dicotomía que se presenta ahora mismo es: ¿menos libertad individual o subvenciones? Yo creo que pueden existir alternativas de pago viables sin necesidad de recurrir a subvenciones, pero no se me ocurre cómo a corto plazo (lo de los micropagos es muy poco práctico), así que visto lo visto, me decantaría por la libertad individual a cambio de un coste y distribución razonable sin olvidar los objetivos a largo plazo: estas leyes de «propiedad intelectual» son contradictorias desde su propio nombre.

Las subvenciones se negocian en cada presupuesto, las leyes no

Cambiar las leyes es bastante más complicado que cambiar las partidas presupuestarias para subvenciones. Además las leyes afectan a la vida privada de las personas, tanto que nos podrían convertir en delicuentes putativos si le agregan un par de líneas a la actual ley de propiedad intelectual. En cambio las subvenciones sólo afectan al dinero, se negocian y pueden cambiar –o eliminar– de un presupuesto a otro, lo puede hacer cualquier gobierno o mayoría sin demasiadas complicaciones.

¿No es mejor reducir el problema de «ley» a uno sólo de «subvenciones? Yo creo que es lo que toca y deberíamos haberlo hecho hace tiempo para enfocar mejor el problema.

Con la ventaja adicional que luego veremos realmente quién necesita subvenciones y quién debería cobrarlas. No creo que ningún ministerio o Parlamento vea con buenos ojos que un artista que gana millones de euros por año además debe ser subvencionado con fondos públicos –que es lo que está pasando ahora–. Además, teniendo el dinero en el presupuesto quizás ese les ocurra a los políticos que es mejor dar ese dinero a los pequeños artistas –de bares, barrio, de Internet, de Youtube– que a los socios de las gestoras.

También puede ocurrir lo siguiente. Cuando los políticos tengan en sus manos las cuentas claras y vean que la industria musical y del cine española recibe más subvenciones del volumen de dinero que facturan quizás se den cuenta que todo esto es una estafa a los ciudadanos. Y quizás se empezarán a preguntar cómo es que en la India mantienen un negocio del cine con más películas (unas 900 al año) que Hollywood (poco más de 600), o cómo hacen en Nigeria para mantener un negocio del cine que produce el doble de películas que Hollywood y un 30% más que la India (unas 1200 películas al año). [Nota: ver documental enlazado al final para tener pistas]

No sé, pero la sóla idea de lo que puede pasar es al menos intrigante.

El capitalismo libre mercado

El argumento de fondo de Enrique es que se trata sólo de un problema que debe resolver el mercado.

Es verdad que el cánon o las subvenciones están en contra de los principios teóricos del libre mercado. Pero eso no es lo peor, el copyright y patentes también son contrarios, como lo son las regulaciones empresariales, las leyes anti monopolios, los impuestos que pagamos para las obras públicas, las mismas obres públicas, la regulación bancaria… etc. etc.

Me parece que con la enorme crisis que estamos pasando ahora –generadas por el «libre mercado» financiero e inmobiliario sin las regulaciones necesarias– a nadie se le ocurriría argumentar que todo lo arregla la mano invisible del mercado. Creo que está más que demostrado y que recurrir a este cliché no deja de ser eso, un cliché, un mantra falaz, superficial y/o completamente ciego de lo que está pasando.

Pero aún más. Enrique, te has alegrado de las multas por abuso de monopolio a Microsoft. Eso tampoco es de capitalistas teóricos del libre mercado, lo que entra en contradicción con tus argumentos actuales.

No sólo eso. Como dije antes Internet no es resultado del libre mercado, todo lo contrario. Ni AT&T ni las empresas informáticas y de telecomunicaciones estaban interesadas en montar una red abierta. Ésta surgió de la comunidad científica –que no es la mejor exponente del capitalismo– y creció gracias a que fue subvencionada directamente hasta que la administración Clinton –en 1993-1994, la misma que usó lo de «es la economía estúpido»– deciden dejarlas en manos del mercado… que es cuando empezaron las problemas a medidad que se extendía el uso. ¿Recuerdas cuantos años pasaron de su «privatización» hasta que aparece el caso Napster que nos trajo hasta a una Internet más popular y accesible pero menos libre de lo que era entonces?

Curiosas paradojas, ¿a que sí?

Lo bueno de eso es que ahora muchos, tú también, reclamamos la neutralidad de la red vía leyes y regulaciones. ¿Y acaso eso es coherente con el  capitalismo libre mercado teórico?

Otra muestra de que el mercado no soluciona todo, y que no sirve como argumento de fondo.

La reciente resolución del «mercado»

Todo lo anterior puede sonar a perogrullada de talibán utópico izquierdista que usa argumentos off-topic para justificarse. Vale, acepto pulpo.

Veamos la última medida del capitalismo libre mercado que saltó a las noticias desde ayer: Telefónica, Orange, ONO y Vodafone –los mayores ISP, que cubren más del 95% de las líneas de banda ancha– han acordado que van a impedir el acceso a los sitios de intercambios de ficheros.

Una perfecta muestra de cómo resuelve el problema el capitalismo libre mercado. Supongo que cuando reclames que el estado intervenga para impedir semejante abuso releas tu apunte 🙂

Posdata

El apunte anterior ¿La ética o la economía? lo escribí sin haber leído este apunte de EDans–ni siquiera sabíaque había respondido–. Pero insisto, este tema no es un tema estrictamente económico o de libre mercado. Se trata de los valores que consideramos básicos e innegociables de la cultura occidental –muchos de ellos expresados en la carta de los derechos humanos–: justicia, solidaridad, autonomía y libertades individuales, diálogo, respeto a la diversidad. Es decir, se trata de un tema ético –libertades e interés social– y como tal debería ser planteado.

Como tal la pregunta debería ser:

¿Es justo que sin diálogo y por los intereses de una minoría insolidaria se elaboren leyes que restringen las libertades individuales? ¿Es además justo que se distribuya dinero público a una élite autodenominados «creadores» y que no respeta la diversidad creativa de una inmensa mayoría?

Las respuestas a estas preguntas basadas en valores que tenemos asumidos seguramente nos llevará a soluciones mejores y a más largo plazo.

PS2: Recomiendo un documental recién salido del horno y doblado al catalán y emitido por TV3 el pasado 18 de abril: Un manifest del remix.

Casciari tiene razón, pero peligrosamente optimista

22 miércoles Abr 2009

Posted by gallir in ética, cultura, internet

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canon, casciari, gonzález sinde, p2p

Tiene toda la razón en que hay mucho gurú, torpes e interesados –como banales– de la Asociación de Internautas –con una representatividad tan ridícula como una «Asociación de Ciudadanos» que pretenda representar al mundo mundial–. También tiene razón que tenemos que encontrar una forma de pagar a los autores, aquellos autores que nos gustan y sabemos que se merecen. También tiene razón en que hay mucho adolescente tardío que se queja porque está de moda, y porque quiere todo gratix, que para eso su madre le paga el ADSL2.

Pero no tiene nada de razón cuando en un ejercicio de wishful thinking no sólo le da una márgen de duda a la ministra González-Sinde –y a todo el gobierno–, sino que además deposita una especie de fe religiosa.

No sé por qué hay que tener esperanzas en una ministra que es totalmente ignorante del tema sobre el que quiere meter mano («regular internet» [sic]), que es parte interesada,  que fue directiva de una de las oligopólicas asociaciones de autores que ya llevan años cobrando cánon y pidiendo más medidas restrictivas al tiempo que criminalizan la activididad sobre la que están cobrando.

Mi problema con el cánon no es el dinero, ni de lejos, ojalá fuese un problema sólo de dinero, sería muy fácil de arreglar: pago o no pago. El problema es de fondo, es un problema de derechos, de democracia, de ética y de futuro [*].

[*] No tenemos idea de lo que pueden evolucionar las tecnologías, no tenemos ideas de otras que aparecerán, no sabemos siquiera el uso que podremos llegar a dar a las actuales.

El cánon es en realidad un impuesto –de pago compulsivo– que es gestionado por una asociación privada, que decide sin control externo a quién da ese dinero, que hace campañas para criminalizar la copia, que nos insulta a todos tratándonos de piratas, que meten juicios a chavales para generar el efecto chill out un chilling effect y nadie les critique [les ha fallado rotundamente],  que pretenden convertir a la copia privada en ilegal y últimamente –con el apoyo de varios políticos del PSOE– intentar prohibir el P2P.

Lo anterior, todo junto y en contexto es inaceptable y antidemocrático.

Además súmale que lo que recauda la SGAE es más que la facturación de la industria musical, que ya financiamos con unos 85 millones de euros anuales al cine español –más que la recaudación–, que además de que has pagado parte del coste, luego pagas la película y te tratan de criminal –con un corta/campaña pagado con fondos del ministerio– durante varios minutos antes de ponerte la peli por la que has pagado.

Antodemocrático, cínico, y además unos parásitos que con la excusa de que hay que defender nuestra cultura –i.e. la que hacen ellos, la élite– debemos subvencionarles. Sin necesidad que rindan cuentas y que además tengan el derecho a pedir recortes de libertades al mismo tiempo que te acusan de cometer delitos inexistentes… todo por defender el negocio –i.e. sus negocios– de la cultura.

¿Y crees que esta ministra, que viene de ese entorno de lobbies y gestoras, puede hacer algo positivo de interés social que no sólo la de una ínfima minoría (los pocos miles que reciben la mayoría de las subvenciones)?

Yo no tengo nada contra la idea de que el estado me cobre para fomentar la cultura, pagaría una «tasa de banda ancha» sin ningún problema, de hecho ya estamos pagando un huevo en la seguridad social –fui tres veces al médico en toda mi vida–, tasas municipales, tasas de no sé qué del carbón, innumerables tasas al gasóleo, IVA, IRPF, paro, etc. etc.

Pero a cambio:

  • Legalizar la copia sin fines de lucro, sea privada o no.
  • Asegurar la neutralidad de la red cualquiera sea el protocolo y contenido.
  • Prohibir todo dispositivo que impida el ejercicio del derecho a copia (i.e. DRM).
  • Que la tasa sea propocional a lo que cobra la operadora o ISP.
  • Que es impuesto lo recaude la administración, no una entidad privada.
  • Que sea la administración la que dicte las reglas de cómo distribuir el dinero.
  • Que el dinero lo controle y distribuya la administración. O empresas privadas pero bajo una estricta regulacion, auditadas y en régimen de concurso y concesión temporal (como las autopistas, por ejemplo).
  • Que la distribución sea equitativa con métodos de medición más fiables y no solamente lo que se escucha por la radio o TV.

Si están dispuestos a hacer eso, aplaudiré esta tasa.  Habré perdido un poco más de dinero, pero habré recuperado la libertad [otorgada por las tecnologías y quitadas por la ley] y  la seguridad que ese dinero estará mejor distribuido –o que al menos sabremos cómo se distribuye–.

¿Y tú crees que la ministra piensa en algo así? Lo dudo mucho, ni siquiera debe estar pensando en un reparto equitativo del dinero.

Hernán, tú comentabas que te gustaría pagar a los autores de las series y pelis que ves. Pero resulta que ya estás pagando un cánon –el digital, o porque vas a ver un concierto en vivo, o por la música que ponen en el bar de abajo–. ¿Cress que ese dinero se reparte de una forma mínimamente equitativa?

Miré tus últimos doce artículos en el blog –los que aparecen en la caja de la derecha–. En ellos hablas de 63 series y miniseries. ¿Sabes cuántas de esas son españolas? Ninguna.

¿Sabes cuánto dinero transifirió la SGAE a las sociedad extranjeras? De los 382 millones de euros repartidos en 2007, la parte internacional fue de 25 millones de euros. Un 6.5%.

Muy equitativo. Estas cifras parecen más las de un verdadero pirateo, con fines de lucro y a costa del trabajo de los demás.

Hernán, eres un optimista sin cura 🙂

El año de Darwin, y el P2P

20 viernes Mar 2009

Posted by gallir in administración, ética, ciencia, cultura, internet, política

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Darwin, evolución natural, lenguaje, p2p

La Teoría de la Evolución explica de forma muy elegante y sustentada por infinidad de pruebas y evidencias cómo se crearon formas tan complejas y especializadas de vida sin la intervención de un diseñador. La evolución nos explica la creación de estos seres cada vez más complejos como un proceso de selección, aquellos seres que tenían características que les favorecían sobrevivían más tiempo y podían transmitir –mediante la reproducción– sus genes con esas nuevas características a sus descendientes.

Hoy sabemos que los genes son información digital, como la de los ordenadores,  y que esas leves modificaciones son producto de un raro error durante la copia –reproducción– que cambian «bits» individuales, luego esos mismos son copiados a los descendientes. Es decir, no hay un proceso intencional ni una «manipulación» de los genes influida por el entorno, sino simples «errores» que introducen nuevas características que pueden o no ser beneficiosas.

La evolución también nos enseña que su proceso es muy cruento y sangriento. Nacen más seres de los que la naturaleza puede soportar, estos tienen que luchar muy duro por su supervivencia. Así la «ingeniería de la evolución» está creando seres cada vez más especializados y complejos. Los depredadores son cada vez mejores cazando, las presas adquieren características más avanzadas para sobrevivir más tiempo, los mejores de cada especie son los que logran reproducirse.

Todo esto se desarrolla en una escalada armamentística que comenzó hace cuatro mil millones de años. El objetivo de cada «parte» era lograr reproducirse, copiar sus genes a la siguiente generación.

Aunque los neo-conservadores usan la teoría de la teoría de la evolución para justificar los negocios como la suprepremacía del más fuerte, los científicos podrán explicar que es errónea esa analogía. Hay varios motivos, unos son que los ricos o poderosos no siempre son los más inteligents o más aptos, en la mayoría de los casos se puede explicar con estadísticas simples. Si ponemos a un grupo grande de gente a apostar dinero lanzando monedas, después del primer lanzamiento la mitad habrá ganado, si vuelven a tirar 1/4 habrá ganado las dos veces, a la siguiente 1/8 habrán ganado tres veces, y así sucesivamente,  por lo que en cualquier momento habrá una proporción de 1/2^n personas que habrán ganado n veces seguidas en el lanzamiento de la moneda…  con el tiempo y lanzamientos necesarios serán millonarios sólo gracias al azar.

Pero es casi una anécdota en los millones de años de evolución. Cualquier científico podría explicar que los humanos somos la única especie conocida –quizás la única del universo– que se está preguntando sobre su origen, y también la única especie conocida que es «intencional», es capaz de fijarte objetivos a corto plazo en beneficio de otros objetivos mayores y a más largo plazo.

¿Cómo hemos logrado diferenciarnos de esta forma? Porque hemos tenido la suerte que hemos desarrollado al cerebro –cada vez más grande– como nuestra herramienta de supervivencia. Cuando el cerebro alcanzó un tamaño considerable hemos sido capaces –hace unos 100.000 años– de desarrollar el primer y más potente método para comunicar nuestras intenciones: el lenguaje.

Mediante la comunicación de nuestras intenciones hemos podido definir objetivos comunitarios y trabajar para conseguirlos. Así hemos desarrollado la ciencia –que nos permite averiguar de donde venimos– y la tecnología que nos hace la vida más fácil a nosotros.

Hemos llegado a un punto tan elevado de la evolución que estamos escapando a  las crueles reglas de juego de la evolución. No estamos preocupados sólo por sobrevivir, también nos dedicamos a otros proyectos que no tienen nada que ver con la supervivencia como especie, hacemos arte, viajamos, estudiamos el universo, desarrollamos tecnologías sólo para divertirnos y obtener placer. A diferencia de otras especies hemos desarrollado el altruismo, ayudamos a los demás, nos sentimos mal cuando vemos sufrir a otros, no dejamos morir a los más débiles, desarrollamos complejos sistemas sanitarios para cuidar de nuestros enfermos y alargar su vida lo máximo posible, tenemos sistemas que permiten mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos, etc. Incluso hacemos algo que es extremadamente contradictorio con la evolución, practicamos sexo pero usamos métodos anticonceptivos para evitar la reproducción, lo hacemos sólo por placer no por el instinto de reproducción.

A la mayoría nos seducen las tecnologías, a algunos menos también la ciencia. Pero sin duda los más seductor es que ambas son las que nos permiten ser la única especia conocida cuya supervivencia y evolución no está regida por la sangrienta volución natural. No encuentro nada más inspirador que eso, ni biblias, milagros y religiones pueden siquiera igualar esta maravillosa idea.

Todo gracias a nuestro cerebro y nuestra capacidad de desarrollar el lenguaje para comunicar nuestras intenciones. Pero el lenguaje por sí mismo no fue suficiente para llegar donde estamos. A medida que evolucionamos nuestros objetivos se hicieron cada vez más complejos, lo que a la vez generaban estructuras sociales más complejas, que necesitaban métodos más sofisticados de comunicación: el lenguaje, la escritura, los libros, el telégrafo, el teléfono, la radio, la TV… Internet.

A medida que nuestros objetivos y sociedad se hicieron más complejos necesitábamos desarrollar esos nuevos mecanismos para aumentar nuestra capacidad de cómputo. Simultáneamente la sociedad se hizo más compleja y dió lugar a la formación de las más diversas estructuras y entidades sociales que parecen tener vida propia: religiones, estados, democracia, capitalismo, comunismo, ciencia.

Cada peldaño hacia arriba en la complejidad social exige nuevos métodos de comunicación, es una necesidad «evolutiva» de nuestra especie. Por eso es que las tecnologías de las comunicaciones adquieren tanta importancia y son centro del debate entre científicos, políticos o sociólogos.

Sin duda alguna el avance de las comunicaciones en el último siglo ha sido espectacular y a ritmo mucho más rápido que en los miles de años anteriores. Y aparece Internet, otra tecnología de comunicación que rompe con la mayoría de las limitaciones de las anteriores. Era una respuesta esperada como adecuada para una sociedad cada vez más sofisticada y con la necesidad de herramientas más adecuadas para mantener su capacidad de seguir aprendiendo, de establecer objetivos comunes, de aumentar el altruismo, de poder llegar a conocer el origen de nuestra vida, de responder a la pregunta de por qué estamos aquí y de cuidarse a sí misma porque somos los únicos capaces de seguir eliminando la escalada armamentísitica de la evolución natural.

Cualqueir estado, país o sociedad que persiguiese estos objetivos –aquellos con una fuerte influencia científica– reconocería inmediatamente el valor de la comunicación y haría los esfuerzos necesarios para potenciar los nuevos mecanismos y tecnologías que necesitaremos para continuar avanzando. Así hay algunos gobernantes que, bien asesorados científicamente, reconocen la importancia de Internet y plantean políticas que permtirán su avance y sofisticación necesaria, por ejemplo la neutralidad de la red.

Pero hay otros países que parecen estar alejados de la ciencia, o que no han sabido reconocer la importancia de las comunicaciones o que quizás tienen un inmensa ignorancia e incapacidad para mirar más allá del corto plazo la existencia de una generación, que ni siquiera se plantean las políticas para favorecer este avance. Posiblemente estos países nunca lleguen a situarse entre los más avanzados y altruistas.

Hay otros peores.

Hay países que en contra de la ciencia y la historia desarrollan políticas contrarias a este desarrollo. Influidos por grupos de presión minoritarios, que dicen estar perjudicados en sus negocios, llegan al punto de limitar los avances de la comunicación, por ejemplo limitando una de las formas de intercambio de información más interesantes, intrigantes y prometedora de la historia: el P2P. Como si nunca se hubiese escrito un libro llamado «El nacimiento de las especies», ese libro que hace 150 años cambió radicalmente la visión que teníamos del mundo y de nosotros mismos.

Por eso como persona seducida por la ciencia y las tecnologías siento a veces una gran tristeza por ser español, y una rabia contenida hacia nuestros gobernantes ignorantes que nos están condenando de esta forma influidos por ideas y grupos ignorantes que parecen preferir volver a la escalada armamentística natural que avanzar en aquello que nos hace especiales en el universo conocido.

La historia no nos perdonará tantas veces, pero seguimos votando influidos por la política rastrera, el cortoplacismo y orgullosos de ignorar hasta el inmenso descubrimiento de Darwin. Todos tenemos nuestra parte de culpa. No se solucionará con ese falso humanismo que divulgado por muchos de nuestros ignorantes intelectuales y artistas, sino con más ciencia. No hay mejor humanismo que comprender la maravilla de eso que nos hace tan especiales.

Practicando el fisking: los errores de las verdades de las mentiras

01 lunes Dic 2008

Posted by gallir in cultura, legales

≈ 21 comentarios

Etiquetas

fisking, leyes de copyright, p2p, propiedad intelectual

En el apunte anterior me quejaba que pocas veces se puede hacer fisking con las noticias. Pero acabo de ver una donde sí se puede hacer.

Sale en El País Digital Las 10 verdades del P2P que dice Cultura que son mentira (vía), en una respuesta a vergonzosa campaña Si eres legal eres legal. Su autor Ramón Muñoz comete varios errores importantes.

3.- Si no aparece el símbolo © en un contenido en Internet lo puedo utilizar

Antidecálogo: ¡Verdadero! Siempre que no tenga ánimo de lucro, el usuario particular no tiene medios a su alcance para comprobar si un contenido está o no protegido por copyright. Corresponde a las empresas de la Red poner los medios tecnológicos para garantizar este derecho. Por ejemplo, YouTube ha creado su sistema Video ID que permite a los titulares de los derechos identificar sus contenidos y decidir que hacer con ellos: bloquearlos, autorizarlos o comercializarlos.

Es erróneo. «Utilizar» es más genérico que «disfrutar», «visualizar», «leer» o «escuchar», significa también usar la obra para generar otras, por ejemplo en un blog, un artículo, libro o un trabajo de la universidad. Cualquier obra «intelectual» está protegida automáticamente por las leyes de propiedad intelectual. No se puede hacer uso –más allá de los derechos de cita y parodia– sin la autorización expresa de los autores. El usuario siempre debe asumir que la obra está protegida a menos que tenga documentos que lo autoricen (por eso existen las licencias hasta cuando la obra es «libre). Los «medios tecnológicos» no tiene nada que ver con la autorización para hacer uso, sino con los medios que las empresas dan a los propietarios de derechos intelectuales para detectar y/o notificar de contenido de ellos subido por terceros.

El símbolo © era usado en el copyright norteamericano para indicar que la obra estaba registrada y/o se reclamaban los derechos de propiedad –el copyright estadounidense era mucho más liberal–. Eso no fue así en el derecho español ni europeo, siempre más alineado con la Convención de Berna. El copyright norteamericano fue también modificado muchas veces y actualmente es muy similar en este aspecto al europeo –que además es el «estándar internacional» por los tratados y presiones de la WIPO: las restricciones se aplican automáticamente por el sólo hecho de existir la obra.

4.- Es legal copiar o utilizar un contenido de Internet siempre que se cite al autor

Antidecálogo: Verdadero. El propio enunciado de Cultura se contradice. Una cosa es usar un contenido y otra plagiar. El plagio es perseguible dentro y fuera de Internet. La cita, no. Respecto a la copia, en España se paga un canon por todo aparato o servicio que es susceptible de copiar o grabar (DVD, mp3, móviles, fotocopiadora, memorias flash y usb, etcétera) contenidos protegidos. El importe de ese canon digital (118 millones de euros este año) se reparte entre los autores y creadores.

Falso nuevamente, aunque se cite al autor se necesita autorización expresa para utilizar sus contenidos (por ejemplo en un blog). El plagio es una cosa diferente (hacer pasar una obra de terceros como propia). Lo que se paga en el cánon es la compensación de copia privada, que no es ilegal. Pero eso no tiene nada que ver con usar el contenido de otros más allá de la «copia privada». Así no es legal poner el contenido de un tercero en Telecinco ni en un blog –no se pueden considerar «copia privada» sino reproducción pública, distribución u obra derivada– a menos que haya autorización expresa –la licencia– y que se respeten sus términos –por ejemplo citar al autor original–.

Está muy bien aclarar las barbaridades que se dicen desde el ministerio para proteger el negocio de unos pocos. Pero tampoco hay que confundir y mezclar las cosas, que luego nos encontramos también con muchos casos de uso ilegal –y no ético– de obras con la excusa «lo encontré en Internet».

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