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Hace tiempo que quiero aplicar la «política microsiervos», es decir no mencionar ese sitio. Pero es imposible, me toca muy de cerca personalmente, soy bajito pero mido 1,70 y tengo una más que razonable cabellera.
El caso es que hoy me avisan que montaron en Facebook un grupo contra el Menéame –ya, cosas de las redes sociales–. En la lista de miembros me llamó la atención tantos rostros modernos, sobre todo me sonaba el nombre que aparece primero en la lista. Me bastaron pocos segundos para recordar.
Pensé que algo debería estar haciendo bien para que destacadas figuras ligadas a pasquines derechones –y otras cosas del estilo— me tuviesen tan alta estima. Además está bien que se pongan todos en grupo, así es más fácil reconocerlos.
Pero luego lo volví a pensar. Personajes tan influyentes de la blogocosa progre, think thank —no pun intended— de partidos importantes y sin que venga a cuento me dedica palabras como:
Es mejor ser un lameculos que un Ricardo Galli
Ricardo Galli: insisto: mejor ser un lameculos que tener la desgracia de haber sido parido como un Ricardo Galli.
Eso debe ser señal que estoy haciendo todo mal. No sé, he de buscar una salida digna.
Disclaimer: Si hay atisbos de mala leche en este apunte –más de la media–, disculpadme, explico los que nos pasó hace menos de dos horas.
Cuando estábamos toda la familia con las maletas cerradas y preparados para salir hacia el aeropuerto para tomar tres vuelos (para un viaje de más de 24 horas en total) nos llaman de Aerolíneas Argentinas –empresa puntual y seria donde las haya– para avisarnos que el vuelo se cancela y que nos recolocan en vuelos del día siguiente… con la consiguiente pérdida de asientos reservados y pagados a precio casi de Concorde desde abril –no es fácil colocar cuatro personas, con dos niñas pequeñas en la misma fila–.
Muchos me dirán que soy un gilipollas por elegir esa compañía. No sabíamos que hacer, hace dos años compramos un trayecto similar con Iberia y nos cogió la huelga de pilotos. Tuvimos que pasar por otro país, esperar en el aeropuerto sin poder salir durante doce horas y el viaje de ida se convirtió en uno de 48 horas.
Mi mal humor está ampliado porque estoy seguro que es una conspiración judeo-islamista-fracha-progre. Supongo se entiende 😉