El sainete de Twitter, su anuncio y el presunto ataque a la libertad de expresión generó muchas reacciones en la blogosfera. Yo critiqué esas reacciones furiosas, que consideré no sólo desmedidas, también basadas en mitos, y que prácticamente usaban en «truco Nostradamus»: vamos a dar tantos malos presagios, que seguro alguno de ellos se cumplirá.
Recibí varias críticas, desde el despectivo «esos gurús de la red» a «apoya la censura». Lo de «gurús» ya es como el talibanismo ortográfico, si no tienes argumentos, acúsale de gurú, aunque sólo se limite a hacer lo que haces tú: opinar públicamente. Pero vamos a hablar sobre la «defensa de la libertad de expresión», porque en eso tengo un poco de experiencia documentada de batallitas legales por la libertad de expresión.
Algunos ejemplos significativos, y más o menos conocidos porque ya los comenté públicamente.
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