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Aunque parezca una contradicción, estoy convencido en en menos de dos años podremos certificar un crecimiento enorme en inversiones a la creación y financiación de empresas tecnológicas y de Internet.
¿Por qué lo creo? Porque el dinero de la especulación y los fondos de inversión no han desaparecido, siguen allí, resguardados en cajas B y balances cuidadosos. En algún momento empezarán a salir y buscarán alternativas.
En los últimos años vimos en España que ese dinero iba fundamentalmente a especular con el «ladrillo» (¿dónde hay familias de clase media tan presuntuosas comprando áticos o adosados de lujo con mármol hasta en el trastero?), o se movían volúmenes increíbles de dinero en operaciones de «medios» (Recoletos, Vocento, Digital +, Prisa, MediaPro, Grupo Planeta, Grupo Godó, Grupo Z…) que a su vez tenían muchas relaciones con otro de los pozos sin fondo en España: el fútbol. A estos hay que sumar el dinero de operadores telefónicos y de móviles que también metieron mucho dinero en la LFP, incluso la administración [*]. ¿Quién desde la visión de «cosa 2.0» no se sorprendía de las enormes diferencias?
[*] Es paradigmático el caso del estadio Son Moix del Ajuntament de Palma. Se construyó con fondos públicos, pero luego fue cedido en uso exclusivo al Mallorca CF, una sociedad privada –ahora vendida a un empresario inglés–. ¿Cuál es el nombre actual de ese estadio que en realidad debería ser de todos? ¡ONO Estadi!
En EEUU se fundió mucho dinero en la financiación de sus peculiares lujos, por ejemplo vía hipotecas subprime, aumento de deuda externa, empresas financieras y trillones de euros dedicados a la especulación en el mercado de futuros de materias primas (commodities) que, por ejemplo, hicieron subir el precio de la soja de 100 a 500 dólares en muy pocos años. Lo mismo pasó en general en el mercado de granos, en parte debido a la especulación generada por el irresponsable y desmedido apoyo político a los «biocombustibles». Esto provocó efectos perversos como el enorme aumento del ingreso de países productores –Argentina entre los más beneficiados– y por otro lado países que no pueden siquiera adquirir esos productos básicos para la alimentación –como muchos países africanos–.
Hay todavía más efectos perversos derivados de esa especulación de commodities que están por verse. Por ejemplo Argentina otra vez (sólo porque conozco más de lo que está pasando allí). Tengo la impresión que se creyeron que eso duraría mucho, tal es así que hace pocas semanas devolvió unos 5.000 millones de deuda al Club de Paris (dinero que servía además para aumentar la especulación) o su presidenta auguraba que la crisis internacional no iba con ellos.
Pero la crisis en el mercado de commodities ya está llegando con fuerza, ahora esos países productores también empezarán a sufrir la crisis, y quizás sea aún peor porque muchos no han desarrollado alternativas. Ya lo avisaba la FAO hace unos años cuando los precios estaban en declive:
The long-term downward trend and variability in agricultural commodity prices pose problems for the agricultural sector and the macroeconomy of commodity dependent developing countries.
Si se analizan reportes de la FAO de julio de este año (son los últimos disponibles en su web) pueden leerse algunas cifras que indican el declive enorme y la especulación en los precios del mercado de materias primas.
Steep declines in US maize (corn) and soyabean futures in July erased most or all of the dramatic gains seen in the previous month. These resulted from a major liquidation of sizeable speculative positions as weather in the US Midwest became more favourable. Falls in other commodities, notably crude oil, also weighed at times. International wheat prices registered significant losses as harvesting of bigger than anticipated northern hemisphere crops gathered pace and the outlook improved in Australia.
First deputy prime minister Viktor Zubkov wants the government to introduce price intervention for a wide range of agricultural products. So far the state intervenes to stabilise prices only on the grain market. New measures may cost the government 1 billion dollars this year, and result in a cut in exports […] To stabilise prices and support farmers it will allocate $300 mln dollars to buy grain on the market.
¿Qué se extrae de todo lo anterior?
Que los mercados de elementos primordiales –vivienda, alimentación, energía– también está sujeta a la especulación, por lo tanto es tan volátil como cualquier otro mercado. En los últimos meses observamos cómo los mitos de las propiedades nunca bajan, son un valor seguro, o las materias primas son fundamentales, hay una gran demanda y su precio no dejará de subir mientras haya gente con hambre son sólo eso, creencias populares que no se sustentan.
Los países que han basado sus políticas económicas o mediciones de PIB en esos mitos son los que más problemas están teniendo: la construcción en España, las hipotecas y estructuras piramidales de especulaciónen EEUU, y la que les vendrá a los países en desarrollo exportadores de granos que pensaban habían encontrado la salida fácil a sus eternas crisis.
¿Que tiene que ver esto con una posible burbuja de empresas tecnológicas? Muy sencillo, el riesgo comparativo ha cambiado radicalmente.
Lo que antes era un «valor seguro» y atraía dinero de fondos de inversión y pensiones «serios» y a largo plazo ya quedó demostrado que no lo es. Esos fondos naturalmente buscarán marcados alternativos e irán con mucho cuidado de no «intoxicarse» –está de moda la palabra– en determinados mercados.
¿Cuál es la inversión más segura a largo plazo? Aquellas que aporten un «valor añadido», «innovación» real. Las únicas empresas que pueden asegurar eso son las que invierten en investigación y mucho desarrollo. Actualmente son las empresas relacionadas con Internet –todavía ni nos imaginamos sus límites–, las energías renovables, espaciales y las relacionadas con biogenética –entre otras–.
Por eso no es descabellado que cuando esta crisis escampe un poco –estemos o no inmersos en un «nuevo capitalismo»– gran cantidad de dinero fluirá nuevamente en grandes cantidades hacia las «tecnológicas».
Casi nadie se acuerda de que hace un año los «expertos analistas» presagiaban que la Burbuja 2.0 ya estaba con nosotros e iba a explotar en cualquier momento. Resulta que explotó todo lo demás, pero las tecnológicas aguantan bastante bien el tipo –con caídas de inversión y del NASDAQ, pero que no tienen la profundidad de daños de otros mercados–. Incluso hay algunas en pleno crecimiento con nuevas inversiones como los 28 millones de dólares a Digg o en España la enorme inversión de PRISA en Tuenti (con su esperable invención de «noticias», me informan desde Tuenti que la fuente fue Servimedia).
Además para alguien que lo piensa un poco, ¿cuál ha sido más pernicioso? ¿la Burbuja 1.0 o esta especulación genérica que acabó destrozando bolsillos y hasta el propio sistema capitalista-neocon? La primera burbujua no ha sido del todo mala, ayudó a redefinir y «democratizar» Internet –incluso a presionar para la instalación de banda ancha– gracias a las inversiones. Todas las empresas que han superado la burbuja –porque tenían futuro y eran realmente innovadoras– son las Google y blogs de hoy.
España entró tarde y mal a la burbuja (sólo empujada por la familia Abelló, que venía de su éxito en Airtel) y no pudimos casi aprovechar sus beneficios posteriores. En cambio a Silicon Valley le sirvió para reafirmar el liderazgo en innovación que había perdido en gran parte a principios de los 90 (luego de la explosión de la informática personal).
A todo esto se suma la «crisis» de los medios, o mejor dicho la «industria de la información» (o «industria del periodismo», que no el «periodismo»).
Durante la primera burbuja se pensaba que Internet no era más que una tecnología que nos permitiría ver miles de canales de TV en vez de sólo unos pocos. Es decir, un nuevo canal para los medios de siempre, o viceversa, es un palíndromo semántico, un nuevo medio para los canales de siempre. Así muchos han invertido millones sin entender del todo lo hacían –periódicos que se hicieron de pago o que mostraban menos información que el papel, compras de hardware y software sistemas a millones el bit de ejecutable o de RAM, miríada de «portales» sin enlaces hacia afuera, etc.– y que el final de la burbuja Internet adquirió un caracter totalmente opuesto a la idea de los «canales», es lo que muchos llaman la cosa del 2.0.
En los últimos 15 años estos medios han crecido, han invertido mucho dinero en adquisiciones de otros medios y en eventos deportivos. Sin embargo ahora están atravesando una crisis debido a la bajada de ingresos de venta y/o publicidad. La competencia es muy fuerte, Internet les está quitando mucha audiencia jóven –que es la que más gasta– y encima producir información de calidad y competitiva les cuesta cada vez más caro –ya no es suficiente con copiar&pegar de agencias–.
Pero no son tontos, esta vez no quieren cometer el mismo error y ya están invirtiendo millones de euros en empresas de Internet (Tuenti y PRISA no es el único ejemplo, desde Strands a compras como DVDGo o Up2down de Planeta, sin contar con las participaciones en otras, como La Netro o Zed).
Por eso, es muy razonable pensar que fluirá dinero otra vez a Internet, que hay que ser optimistas, aguantar la crisis y seguir arriesgando.
Por ejemplo, y a modo de disclaimer, nuestra apuesta por el Menéame. Benjamí y yo podríamos estar ahora mismo con unos cuantos millones en el banco (Martín Varsavsky ya los tiene por centenares, así que no vale para el caso 🙂 ) con las ofertas que hemos recibido. Sin embargo creemos en un proyecto como el Menéame, pensábamos que la venta no aseguraría su mejora, ni siquiera su supervivencia, por lo que hemos decidido continuar de pringaos y superar la crisis que ya se notaba en el hundimiento de la publicidad vía AdSense.
La buena noticia es que la publicidad AdSense se está recuperando rápidamente (en el gráfico de abajo se puede ver la evolución de los ingresos semanales en el último año, pero no toma en cuenta los ingresos a través de Social Media S.L. que nos lleva la publicidad desde julio pasado, por lo que la subida sería bastante más pronunciada):
Es responsabilidad de todos que sea ralmente provechosa, que no entremos tarde y que no explote como la anterior. Eso pasa por no dejarnos engañar por espejismos –habrá, como en todo, especuladores del 2.0 o trespuntoceristas— y es también responsabilidad de los que estamos en esto de Internet y el 2.0 el ser honestos, coherentes, cuidadosos y apostar a largo plazo.
Por eso está muy bien que exista un Tuenti, o las redes sociales más inimaginables, y que grandes empresas inviertan en ellos. Aunque muchas no podrán sobrevivir, los beneficios profesionales y educativos son enormes. Primero demuestran que ya hay semillas en esta región, que no estamos entrando tan mal como hace 10 años. Luego, desarrollar estos sitios requiere de mucha experiencia y aprendizaje, no es trivial, son problemas nuevos que antes no nos encontrábamos –la informática de lo «social» recién se está empezando a definir, la informática «general» mutará considerablemente–. Los técnicos que hayan trabajado en estas empresas estarán siempre disponibles para nuevos proyectos o para transmitir esos conocimientos y experiencias. Habrá mejoras laborales para los profesionales, mayor motivación, etc. etc.
Todo estaría muy bien si se cumplen las expectativas, y si nos lo tomamos con mucha seriedad –empresarial, profesional– y «responsabilidad» –social–. Con suerte «robaremos» una astilla de su liderazgo a Silicon Valley y nos pondremos al menos al nivel de nuestro entorno, tanto técnicamente como en inversiones en desarrollos tecnológicos [*].
Demás está decir que no soy el único que piensa así de los beneficios de la «crisis». De hecho también piensan, como yo, que el software libre saldrá todavía más reforzado de esta crisis. Así que informáticos, alerta con vuestras decisiones 🙂
[*] Si no generalizo en «investigación» es porque lleva más tiempo, no se soluciona rápidamente, necesita de inversión pública y compromiso radical de las grandes empresas. Hay que hacerlo sin duda alguna, pero desarrollar para Internet es –todavía– mucho más rápido y barato, por lo que todos podemos poner nuestros dos centavos sin pedir ayudas al gobierno.