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Hoy leí un fantástico artículo de la ministra cineasta González Sinde en El País, un periódico que, como siempre ha hecho la prensa, se muestra muy crítico y celoso las pretensiones del poder. Perdón, debo reconocer que dije una verdad y una mentira.
La verdadera es que el artículo es fantástico, y no miento, lo dice el DRAE:
1. adj. Quimérico, fingido, que no tiene realidad y consiste solo en la imaginación.
2. adj. Perteneciente o relativo a la fantasía.
3. adj. Presuntuoso y entonado.
4. adj. coloq. Magnífico, excelente.
Podría dedicarle un gran apunte para rebatir todo el artículo, pero ya lo hicieron otros (como Aldea Irreductible, Jesús Encinar o EDans), así que sólo escribiré lo indispensable: no soy cineasta, ni gran amante del cine, tampoco historiador, ni siquiera soy de letras, pero tengo blog y por lo tanto dedicaré unas letras para rebatirle duramente algún detalle sobre la historia del cine.
Bueno, eso no es toda la verdad, resulta que durante las fiestas leí algunos libros –unos cinco o seis, no sé si son muchos, pero seguro que más que los que leyó la Ministra de Cultura (además fueron todos ebooks, aunque debo reconocer que un par eran «pirateado»)–. Uno de los que más me gustó fue The Master Switch: The Rise and Fall of Information Empires, al leer el nombre de Méliès en artículo de González Sinde me acordé inmediatamente que había leído sobre él en este libro.
El capítulo 4 (The Time Is Not Ripe for Feature Film) es un breve pero frenético resumen de la historia de los inicios de la industria del cine. Permitidme que os haga un aún más breve resumen «anotado» con detalles y enlaces adicionales.