Hace unos días participé en un mini-debate en Twitter, estaban hablando de copyright y cultura y presentaban al copyleft como «la oposición a las leyes de propiedad intelectual». Es una confusión bastante habitual, pero no es la única. Hace unos ocho años, casi de forma simultánea al movimiento Creative Commons promovida por Lawrence Lessig en España empezó el «movimiento copyleft«, y casi simultáneamente el de «cultura libre», y «copyfight«.
Aunque debatí bastante en los foros relacionados, nunca entendí muy bien qué es lo que perseguían, ni las diferencias entre ellos (siempre estaban los mismos ponentes, y casi los mismos asistentes). La mayoría de la audiencia en las conferencias de copyfight -por ejemplo- eran orgullosos poseedores de MacBooks, plagado con software privativo (perdón por la redundancia), lo que era más una declaración de contradicciones que de intenciones.
Por otro lado, en Internet se hablaba mucho de la cultura libre y el copyleft, muchos de ellos asociados o mezclados con el movimiento Creative Commons. Pero tampoco los llegué a comprender. De todas las licencias CC, sólo dos son licencias libres: la «Reconocimiento (by)» y «Reconocimiento – CompartirIgual (by-sa)». De ellas dos, sólo la última (by-sa) es una licencia con copyleft.
Aunque nadie podía explicarlo con claridad, se empezó a usar -incorrectamente- el término copyleft para identificar de forma difusa a una especie de movimiento, que a veces (muy pocas) era anti copyright, otras el de bajar gratis, otras el de luchar contra el canon digital, y casi nunca la de generar obras culturales libres. En esos años en España el término copyleft perdió completamente el sentido original, y lo peor, nunca nadie supo indicar cuál era el significado nuevo. Una especie de neolengua grass-root, aunque su origen, creador, e intenciones eran muy claros.
Richard Stallman fue el creador del término copyleft con un objetivo muy preciso, que no tiene nada que ver con la lucha contra la propiedad intelectual. Es todo lo contrario, las licencias de software libre (o CC) no pueden funcionar sin propiedad intelectual, aún menos el concepto copyleft que ni siquiera puede imaginarse sin las leyes de derechos de autor.
Durante el período de creación de la primera licencia libre de GNU/Free Software Foundation, se reflexionó y estudió sobre las condiciones que debía tener el software libre: copia libre, uso libre, modificación y distribución de la obra derivada. Había otras licencias de software que cumplían (y cumplen con esas características), BSD es la más conocida, pero existe también el «dominio público» que permite hacer cualquier cosa con la obra. Pero tenían un problema y que podía ser perjudicial si se quería atraer a programadores para formar una comunidad: los programas desarrollados con estas licencias podían ser modificados y redistribuidos de forma no libre.
Stallman se encontró con ese problema, por lo que tuvo la gran idea (un genialidad legal) de agregar una cláusula que impedía que ocurriese esto, es decir, que obligaba a que todas las obras derivadas de una obra libre fuesen también libres. A este concepto y su implantación en licencias le llamó copyleft, pero no porque fuese contra las leyes de derechos de autor (copy-right) sino porque usaba esas mismas leyes para un objetivo contrario (de allí la broma copy-left) al que fueron diseñadas: en vez de restringir el acceso a las obras se usaban para asegurar que fuesen siempre libres.
En resumen, copyleft es una cláusula -no obligatoria- de licencias libres (como GPL en software, o CC by-sa para obras culturales) para asegurar que las obras derivadas se distribuyan con las mismas condiciones de libertad que la original. Punto. No es una lucha contra el copyright, ni por bajar obras gratuitamente sin autorización del autor, ni luchar contra el canon, ni odiar con toda tu alma a Sinde o Wert al mismo tiempo que se hacen genuflexiones a Kim Dotcom. Es el problema de la modernidad -otra burbuja- que tuvimos en España, se cogió un término que sonaba bien, y además no quedaba mal al lado del logo de la manzana 😉
Entiendo que la lengua evoluciona y que no tiene por qué mantener el significado original de las palabras (aunque haya sido creada sólo veinte años atrás), pero es que nadie es capaz de definir exactamente cuál es el significado alternativo y más moderno de copyleft. Una rosa es una rosa, todavía.