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El Producto Interno Bruto son mediciones estadísticas de la actividad económica de los habitantes e instituciones de un país. No hay que olvidar que es un «invento» con diferentes modos de medirlo (producción, ingresos y gastos), que la medición no puede ser perfecta (no se pude medir todo, se usan aproximaciones estadísticas), que con los cambios sociales de las últimas décadas se dejan muchos aspectos sin medir (por ejemplo no se mide el valor que aporta todo el trabajo detrás de la Wikipedia y los beneficios que genera) y tiene sus limitaciones. Aún así es una de las mejoras formas conocidas de medir la «riqueza» o actividad económica de un país que sirve analizar su evolución comparando el resultado de un período a otro. Si los datos se obtienen siempre de la misma forma dan información muy valiosa, casi imprescindible (hasta los presupuestos generales se hacen basados en estimaciones del PIB para el año correspondiente).

Hay que tener en cuenta también que algunos años se cambia la forma de medir por lo que requiere ajustes adicionales si se desea comparar períodos con mediciones diferentes, como lo que pasó en 2013 en Nigeria (se triplicó su PIB debido a cambios -necesarios- en la medición) o en España el año pasado (con el aumento porque se estiman las actividades de prostitución).

Existe una correlación clara entre el PIB que recauda un país y su PIB. Si tiene un PIB de un billón de euros y recauda en total 330 mil millones (estoy usando datos aproximados a los españoles) entonces decimos que recauda un 33% del PIB. Ese dinero es el que posee el estado para sus gastos, desde pensiones a sanidad pasando por el pago de los intereses y capital de las deudas anteriores.

Si por una crisis económica el PIB de este país baja un 2% es de esperar que su recaudación baje en el mismo porcentaje aunque suele ser mayor por diferentes causas, entre ellas que se gasta menos por lo que se reduce el pago de impuestos. Independientemente de la ideología o política económica que adopte el gobierno hay un problema objetivo, si baja la recaudación tienes pocas opciones aritméticas-financieras:

  1. Reducir el gasto.
  2. Aumentar impuestos.
  3. Endeudarse para poder mantener el gasto o incluso aumentarlo para las ayudas sociales por el aumento de la pobreza.
  4. Imprimir dinero para compensar la pérdida de ingresos. Si el país tiene el control de su moneda (España no lo tiene, no directa e independientemente) puede decidir generar más dinero para mantener el gasto, pero eso genera inflación lo que provoca una devaluación de la moneda respecto a otras, si el país tiene deudas con otros países y en otras monedas (como es el caso de España) implica un aumento de la deuda.
  5. Hacer un poco de cada cosa.

Aquí entran en juego las diferentes opciones ideológicas y modelos económicos (que también son ideológicos), ni los economistas se ponen de acuerdo en cómo y qué medida deberían aplicarse cada una de las diferentes opciones. El tema es complejo (porque la macroeconomía es una «ciencia social», no es «ciencia exacta») y siempre cargado de mucha ideología (no existen los economistas neutrales, porque tampoco hay modelos exactos y perfectamente predecibles), no sé cuál es la mejor solución al problema, pero esas reglas aritméticas son muy sencillas. No hace falta ser un Nobel de Economía para darse cuenta de cómo están interrelacionadas.

Sea cual fuese el modelo o ideología que aplique el gobierno de turno, todos juegan con las mismas variables. Tomemos el caso de España que no controla su moneda (para algunos es una ventaja porque obliga a ser más estrictos, para otro una desventaja porque elimina opciones… de nuevo, mucha ideología y medidas de buen cubero ayudado por las meigas), las opciones se reducen a las tres primeras. Si no quieres aumentar el déficit ni aumentar los impuestos has de reducir el gasto. Si no quieres reducir el gasto hasta de aumentar impuestos y/o endeudarte. O quizás una mezcla de ambos, reduces los gastos un poco, aumentas los impuestos un poco y te endeudas un poco más. Lo que es aritméticamente imposible es mantener el gasto sin subir impuestos ni endeudarte.

Hoy coincidió la divulgación mediática y en internet del aumento de la deuda española y el «festejo» de que España ha podido colocar 4.500 millones de euros en bonos a «bajos intereses» para que haya gente, incluso periodistas, que se escandalizan y de que haya subido la deuda. Suelen ser los mismos que hace unos días estaban reclamando que no se sigan con los recortes.

¿Querían bajar la deuda?

Para ello no hay otra solución que tener superávit para así hacer dos cosas:

  1. Dejar de pedir dinero (fundamentalmente mediante emisión de bonos).
  2. Pagar los intereses y capital de la deuda anterior.

De nuevo, las soluciones pueden ser complejas e ideológicamente rebuscadas, pero las reglas son claras: sin superávit no puedes reducir la deuda. Si reclamas que se incremente el déficit para mantener o aumentar el gasto no puedes reclamar al mismo tiempo que la deuda no suba.

Si el país tienen que dedicar un 3% de su PIB (y casi un 10% de sus ingresos, datos aproximados en España) a pagar la deuda anterior, entonces necesitas un superávit superior al 3%. No es el caso, en España estamos con déficits superiores al 3%, más de 6 puntos porcentuales de diferencia. Irremediablemente la deuda tendrá que subir si queremos mantener el mismo nivel de gasto. O tendremos que hacer subir el PIB, seguramente debería ser superior a ese 3% de déficit. Así que hasta que no tengamos crecimientos superiores a ese 3% ni pretendas reducir deuda, es casi imposible sin otro recorte importante de gastos.

Otros piensan que lo importante es el «peso de la deuda» respecto al PIB. En pocas palabras: no importa que la deuda crezca sino que lo haga por debajo del crecimiento del PIB, lo que a largo plazo significa una menor deuda. No sé si es lo mejor pero sí que da información complementaria importante que se suele hablar poco. Pero esto implica que aunque mantengamos la proporción del gasto crezcamos bastante -por ejemplo un 2% anual del PIB- la deuda en valor absoluto seguirá creciendo.

No sé exactamente si es un 2, 3, 4 o 5% el «umbral» para empezar a tener superávit y reducir la deuda (en valores absolutos o proporcional), pero está claro que no es una tarea simple. Por lo que es muy absurdo que en medio de una crisis, con caídas del PIB y subidas recientes muy moderadas hayas reclamado mantener el gasto, no subir impuestos y ahora te sorprendas que la deuda haya subido. Esto es independiente de la ideología económica y lo entiende hasta yo, un pobre informático que no es el ahora experto Falciani 🙂