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El lunes fui a Dublín para unas entrevistas en Google. Apenas llegué al hotel abrí el siguiente email, Amazon buscando desesperadamente (ya lo hacen en grupos abiertos, no sólo por recruiters) ingenieros expertos en GNU/Linux para Dublín. Sumado a que justamente estaba por ir a Google, que también exige (o da mucha importancia) a los conocimientos de Linux, inmediatamente me acordé los años de luchas y problemas en la universidad para poder enseñar sobre GNU/Linux.

Empecé a dar las asignaturas de sistemas operativos en el curso 1993-1994, los primeros dos con Minix (sólo teníamos Macs Performa, y adapté el kernel MacMinix para que funcione en ellas). Luego quitaron los Mac, pusieron PCs con Windows NT y no me dejaron instalar Linux. Tuve que dar un curso con las prácticas con Cygwin sobre esos Windows, o vía telnet al VAX VMS con los alumnos. El primero pasable -aunque doloroso-, el segundo infumable. El C del VMS era muy poco compatible en temas de llamadas de sistemas, y cada clase de viernes a la tarde se colgaba, o fallaba con tantos usuarios.

Finalmente conseguí que el responsable de las aulas informáticas (¡gracias Albert!) me dejase instalar una distro (creo que fue RedHat 5) de estranjis en una partición de 500 MB. Los directivos del centro de cálculo no permitieron que se instale GNU/Linux en ninguna máquina, y mucho menos tener arranques duales (como ya hacían otras universidades). «Linux es inseguro» era la excusa habitual. Y así la pasé canutas para mantener esa distro en los 500 MB de disco hasta 2004 o 2005 que abrimos la primera «aula linux» (actualmente hay dos).

No era sólo la universidad la que se resistía al cambio. Hasta hace pocos años, quizás hasta el 2006  o 2007, al principio del curso recibía la llamada del director del Dept: «Ricardo, recibí quejas de alumnos porque les obligas a  usar Linux (¡y C!)». Los últimos años ya nos reíamos (¡gracias Llorenç y Arnau!), y respondía: «Usa mi misma respuesta del año anterior». No sólo que era mentira (les expliqué que pueden compilar con C POSIX en Visual Estudio, o usar Cygwin que es software libre), sino que casi los demás 100 profesores del Dept. les «obligan» a usar Windows, y no se quejan de eso. La excusa de los alumnos, como de algunos directivos, era que «Linux no es lo que demanda el mercado».

Así, 10 o 15 años después nos encontramos con que lo que «demanda el mercado», al menos las mejores empresas del mundo, es GNU/Linux. Mucho GNU/Linux. Están desesperados buscando expertos.

Es el problema de pensar que la universidad sólo tiene que pensar en lo que demanda el mercado… en ese momento.

No se dan cuenta que lo que la tecnología del día es lo obsoleto dentro de unos años, cuando nuestros alumnos intenten «entrar al mercado». Nadie puede predecir el futuro, no sabemos cuál será la tecnología mejor o dominante en diez años, por eso la universidad no puede tener las anteojeras puestas y mirar sólo lo que hay al lado de sus pies. Debería ser todo lo contrario, es allí donde se debe permitir que alumnos y profesores aprendan y juegues con diferentes tecnologías, sobre todo aquellas que están surgiendo ahora, quizás alguna de ellas sean «las del futuro». Pero no.

Muchas universidades, con el apoyo de los «burócratas de las tecnologías de la información», se convierten en sitios muy conservadores, donde se molesta, se ponen trabas, o incluso son objeto de burlas los que quieren probar tecnologías nuevas, sobre todo si vienen del «software libre». Muy contradictorio y triste, pero es lo que observé en mis 21 años de profesor universitario.

Es aún peor el tema en mi caso. En la UIB teníamos una comunidad muy activa de software libre, con ganas y que hizo muchas cosas (como ayudarme a instalar y mantener el GNU/Linux estranjis del aula informática). Podríamos haber sido un lugar de referencia, pero quedó todo en nada. Y no hacía falta invertir muchos esfuerzos, sólo dar pequeñas ayudas y demostrar respeto. Ni eso.

Pasaron 15 o 10 años, y resulta que por esas cosas de la vida, lo que era una cosa de frikis se convirtió en un área muy demandada profesionalmente. Mientras tanto, en muchas universidades (la mía también), sólo unas pocas asignaturas de la carrera se dan sobre GNU/Linux (creo que el 80-90% de ellas son las mías), las demás todas sobre Windows. Tan moderno.

Nadie pedirá cambios, nadie entonará mea culpas, nadie pedirá disculpas por los años que -como directivos y autoridades universitarias- han tocado los cojones a esos «profesores molestos» que no querían usar «lo que demandaba el mercado», ni era «profesional» ni «seguro».

Menos mal que sólo me desahogo por Twitter, o mi blog. Algunos ni se avergonzarán de las burradas casposas que hicieron y sostuvieron durante tantos años.

PS: Alerta, antes de extrapolar conclusiones precipitadas de este apunte: Sintonizar universidades y empresas, pero ¿qué debe saber un ingeniero? o El largo y difícil camino de la profesión. O mejor, la continuación de este apunte: Lo que se aprende, o debería, en la carrera de informática.