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El colectivo «twittero» @SalvemosRNE, presuntamente formado por trabajadores de RNE, se dedica a denunciar presuntas manipulaciones desde su cuenta anónima de Twitter. Hoy publicaron una carta anónima De trabajadores a ciudadanos (también en periodismo para periodistas, por si hacen falta contradicciones). En ella hacen acusaciones graves a la dirección de RNE, critican la falta de profesionalidad, debate, críticas, y hasta aseguran saber que están siendo el hazmerreír.

Vale, bien, pero el problema es el mismo que ellos reconocen:

Como periodistas que defendemos la transparencia lamentamos tener que empezar de forma anónima, pero eso cambiará.

La enorme contradicción de esa frase resume muy bien el porqué son el hazmerreír.

Unos señores que se presentan como periodistas solicitan ayuda a los ciudadanos para defender a su empresa (pública), pero no se atreven a firmar ni decir quiénes son. Unos periodistas que dicen saber cómo hacer una radio crítica y profesional hacen acusaciones graves contra directivos de su empresa (pública), pero sin citar ningún nombre, ni de acusados ni de los críticos. Periodistas que reclaman transparencia y valentía, que no son capaces de decir quiénes son, ni siquiera cuántos.

¿De verdad saben qué es periodismo? ¿Creen que existe el periodismo crítico sin ningún riesgo y sólo de palmaditas en la espalda? ¿O es la moda de la rebeldía anónima para no tener problemas en su trabajo ni arriesgar su nómina?

Es muy habitual tener problemas con su empleador, yo mismo lo he tenido. Hice críticas a mi universidad cuando era mi única fuente de ingresos y tenía que mantener a una familia con esos únicos ingresos (y sin otros familiares que me sirviesen de colchón familiar). Me acarrearon muchos problemas y pedidos de «despido» y «expediente», incluso por parte de altas autoridades. Lo pasé muy mal, pero si critiqué es porque creía que era lo que tocaba, y nunca lo hice de forma anónima, a pesar de que no estudié (ni pretendo hacer) «periodismo crítico», ni mucho menos ser el héroe de la disidencia.

Pero ahora tengo que ver, una vez más, señores que dicen apostar por la transparencia y profesionalidad del periodismo en su medio, que piden ayuda para lograrlo, publicando acusaciones graves desde la comodidad del anonimato. Muy profesional. Siendo así, no quiero este tipo de «periodistas» en una radio pública, ni quiero un medio público gestionada por este tipo de periodistas que en vez de decir las cosas claras y de frente -tienen los medios-, se dedican a la agitación anónima.

Si quieren provocar los cambios tan necesarios, deberían empezar por cambiar ellos y dar ejemplo de coherencia de lo que demandan, desde el minuto cero (y no lanzar globos sondas antes, para ver qué pasa).

PS: Lo más triste es que lo que dicen defender a un periodismo de calidad en la radio pública -periodistas incluidos- no sólo no critican estas contradicciones tan poco profesionales, la festejan. Es de locos.

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