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Tiene toda la razón en que hay mucho gurú, torpes e interesados –como banales– de la Asociación de Internautas –con una representatividad tan ridícula como una «Asociación de Ciudadanos» que pretenda representar al mundo mundial–. También tiene razón que tenemos que encontrar una forma de pagar a los autores, aquellos autores que nos gustan y sabemos que se merecen. También tiene razón en que hay mucho adolescente tardío que se queja porque está de moda, y porque quiere todo gratix, que para eso su madre le paga el ADSL2.

Pero no tiene nada de razón cuando en un ejercicio de wishful thinking no sólo le da una márgen de duda a la ministra González-Sinde –y a todo el gobierno–, sino que además deposita una especie de fe religiosa.

No sé por qué hay que tener esperanzas en una ministra que es totalmente ignorante del tema sobre el que quiere meter mano («regular internet» [sic]), que es parte interesada,  que fue directiva de una de las oligopólicas asociaciones de autores que ya llevan años cobrando cánon y pidiendo más medidas restrictivas al tiempo que criminalizan la activididad sobre la que están cobrando.

Mi problema con el cánon no es el dinero, ni de lejos, ojalá fuese un problema sólo de dinero, sería muy fácil de arreglar: pago o no pago. El problema es de fondo, es un problema de derechos, de democracia, de ética y de futuro [*].

[*] No tenemos idea de lo que pueden evolucionar las tecnologías, no tenemos ideas de otras que aparecerán, no sabemos siquiera el uso que podremos llegar a dar a las actuales.

El cánon es en realidad un impuesto –de pago compulsivo– que es gestionado por una asociación privada, que decide sin control externo a quién da ese dinero, que hace campañas para criminalizar la copia, que nos insulta a todos tratándonos de piratas, que meten juicios a chavales para generar el efecto chill out un chilling effect y nadie les critique [les ha fallado rotundamente],  que pretenden convertir a la copia privada en ilegal y últimamente –con el apoyo de varios políticos del PSOE– intentar prohibir el P2P.

Lo anterior, todo junto y en contexto es inaceptable y antidemocrático.

Además súmale que lo que recauda la SGAE es más que la facturación de la industria musical, que ya financiamos con unos 85 millones de euros anuales al cine español –más que la recaudación–, que además de que has pagado parte del coste, luego pagas la película y te tratan de criminal –con un corta/campaña pagado con fondos del ministerio– durante varios minutos antes de ponerte la peli por la que has pagado.

Antodemocrático, cínico, y además unos parásitos que con la excusa de que hay que defender nuestra cultura –i.e. la que hacen ellos, la élite– debemos subvencionarles. Sin necesidad que rindan cuentas y que además tengan el derecho a pedir recortes de libertades al mismo tiempo que te acusan de cometer delitos inexistentes… todo por defender el negocio –i.e. sus negocios– de la cultura.

¿Y crees que esta ministra, que viene de ese entorno de lobbies y gestoras, puede hacer algo positivo de interés social que no sólo la de una ínfima minoría (los pocos miles que reciben la mayoría de las subvenciones)?

Yo no tengo nada contra la idea de que el estado me cobre para fomentar la cultura, pagaría una «tasa de banda ancha» sin ningún problema, de hecho ya estamos pagando un huevo en la seguridad social –fui tres veces al médico en toda mi vida–, tasas municipales, tasas de no sé qué del carbón, innumerables tasas al gasóleo, IVA, IRPF, paro, etc. etc.

Pero a cambio:

  • Legalizar la copia sin fines de lucro, sea privada o no.
  • Asegurar la neutralidad de la red cualquiera sea el protocolo y contenido.
  • Prohibir todo dispositivo que impida el ejercicio del derecho a copia (i.e. DRM).
  • Que la tasa sea propocional a lo que cobra la operadora o ISP.
  • Que es impuesto lo recaude la administración, no una entidad privada.
  • Que sea la administración la que dicte las reglas de cómo distribuir el dinero.
  • Que el dinero lo controle y distribuya la administración. O empresas privadas pero bajo una estricta regulacion, auditadas y en régimen de concurso y concesión temporal (como las autopistas, por ejemplo).
  • Que la distribución sea equitativa con métodos de medición más fiables y no solamente lo que se escucha por la radio o TV.

Si están dispuestos a hacer eso, aplaudiré esta tasa.  Habré perdido un poco más de dinero, pero habré recuperado la libertad [otorgada por las tecnologías y quitadas por la ley] y  la seguridad que ese dinero estará mejor distribuido –o que al menos sabremos cómo se distribuye–.

¿Y tú crees que la ministra piensa en algo así? Lo dudo mucho, ni siquiera debe estar pensando en un reparto equitativo del dinero.

Hernán, tú comentabas que te gustaría pagar a los autores de las series y pelis que ves. Pero resulta que ya estás pagando un cánon –el digital, o porque vas a ver un concierto en vivo, o por la música que ponen en el bar de abajo–. ¿Cress que ese dinero se reparte de una forma mínimamente equitativa?

Miré tus últimos doce artículos en el blog –los que aparecen en la caja de la derecha–. En ellos hablas de 63 series y miniseries. ¿Sabes cuántas de esas son españolas? Ninguna.

¿Sabes cuánto dinero transifirió la SGAE a las sociedad extranjeras? De los 382 millones de euros repartidos en 2007, la parte internacional fue de 25 millones de euros. Un 6.5%.

Muy equitativo. Estas cifras parecen más las de un verdadero pirateo, con fines de lucro y a costa del trabajo de los demás.

Hernán, eres un optimista sin cura 🙂