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Tiene toda la razón en que hay mucho gurú, torpes e interesados –como banales– de la Asociación de Internautas –con una representatividad tan ridícula como una «Asociación de Ciudadanos» que pretenda representar al mundo mundial–. También tiene razón que tenemos que encontrar una forma de pagar a los autores, aquellos autores que nos gustan y sabemos que se merecen. También tiene razón en que hay mucho adolescente tardío que se queja porque está de moda, y porque quiere todo gratix, que para eso su madre le paga el ADSL2.
Pero no tiene nada de razón cuando en un ejercicio de wishful thinking no sólo le da una márgen de duda a la ministra González-Sinde –y a todo el gobierno–, sino que además deposita una especie de fe religiosa.
No sé por qué hay que tener esperanzas en una ministra que es totalmente ignorante del tema sobre el que quiere meter mano («regular internet» [sic]), que es parte interesada, que fue directiva de una de las oligopólicas asociaciones de autores que ya llevan años cobrando cánon y pidiendo más medidas restrictivas al tiempo que criminalizan la activididad sobre la que están cobrando.
Mi problema con el cánon no es el dinero, ni de lejos, ojalá fuese un problema sólo de dinero, sería muy fácil de arreglar: pago o no pago. El problema es de fondo, es un problema de derechos, de democracia, de ética y de futuro [*].
[*] No tenemos idea de lo que pueden evolucionar las tecnologías, no tenemos ideas de otras que aparecerán, no sabemos siquiera el uso que podremos llegar a dar a las actuales.
El cánon es en realidad un impuesto –de pago compulsivo– que es gestionado por una asociación privada, que decide sin control externo a quién da ese dinero, que hace campañas para criminalizar la copia, que nos insulta a todos tratándonos de piratas, que meten juicios a chavales para generar el efecto chill out un chilling effect y nadie les critique [les ha fallado rotundamente], que pretenden convertir a la copia privada en ilegal y últimamente –con el apoyo de varios políticos del PSOE– intentar prohibir el P2P.
Lo anterior, todo junto y en contexto es inaceptable y antidemocrático.
Además súmale que lo que recauda la SGAE es más que la facturación de la industria musical, que ya financiamos con unos 85 millones de euros anuales al cine español –más que la recaudación–, que además de que has pagado parte del coste, luego pagas la película y te tratan de criminal –con un corta/campaña pagado con fondos del ministerio– durante varios minutos antes de ponerte la peli por la que has pagado.
Antodemocrático, cínico, y además unos parásitos que con la excusa de que hay que defender nuestra cultura –i.e. la que hacen ellos, la élite– debemos subvencionarles. Sin necesidad que rindan cuentas y que además tengan el derecho a pedir recortes de libertades al mismo tiempo que te acusan de cometer delitos inexistentes… todo por defender el negocio –i.e. sus negocios– de la cultura.
¿Y crees que esta ministra, que viene de ese entorno de lobbies y gestoras, puede hacer algo positivo de interés social que no sólo la de una ínfima minoría (los pocos miles que reciben la mayoría de las subvenciones)?
Yo no tengo nada contra la idea de que el estado me cobre para fomentar la cultura, pagaría una «tasa de banda ancha» sin ningún problema, de hecho ya estamos pagando un huevo en la seguridad social –fui tres veces al médico en toda mi vida–, tasas municipales, tasas de no sé qué del carbón, innumerables tasas al gasóleo, IVA, IRPF, paro, etc. etc.
Pero a cambio:
- Legalizar la copia sin fines de lucro, sea privada o no.
- Asegurar la neutralidad de la red cualquiera sea el protocolo y contenido.
- Prohibir todo dispositivo que impida el ejercicio del derecho a copia (i.e. DRM).
- Que la tasa sea propocional a lo que cobra la operadora o ISP.
- Que es impuesto lo recaude la administración, no una entidad privada.
- Que sea la administración la que dicte las reglas de cómo distribuir el dinero.
- Que el dinero lo controle y distribuya la administración. O empresas privadas pero bajo una estricta regulacion, auditadas y en régimen de concurso y concesión temporal (como las autopistas, por ejemplo).
- Que la distribución sea equitativa con métodos de medición más fiables y no solamente lo que se escucha por la radio o TV.
Si están dispuestos a hacer eso, aplaudiré esta tasa. Habré perdido un poco más de dinero, pero habré recuperado la libertad [otorgada por las tecnologías y quitadas por la ley] y la seguridad que ese dinero estará mejor distribuido –o que al menos sabremos cómo se distribuye–.
¿Y tú crees que la ministra piensa en algo así? Lo dudo mucho, ni siquiera debe estar pensando en un reparto equitativo del dinero.
Hernán, tú comentabas que te gustaría pagar a los autores de las series y pelis que ves. Pero resulta que ya estás pagando un cánon –el digital, o porque vas a ver un concierto en vivo, o por la música que ponen en el bar de abajo–. ¿Cress que ese dinero se reparte de una forma mínimamente equitativa?
Miré tus últimos doce artículos en el blog –los que aparecen en la caja de la derecha–. En ellos hablas de 63 series y miniseries. ¿Sabes cuántas de esas son españolas? Ninguna.
¿Sabes cuánto dinero transifirió la SGAE a las sociedad extranjeras? De los 382 millones de euros repartidos en 2007, la parte internacional fue de 25 millones de euros. Un 6.5%.
Muy equitativo. Estas cifras parecen más las de un verdadero pirateo, con fines de lucro y a costa del trabajo de los demás.
Hernán, eres un optimista sin cura 🙂
Pero, Ricardo, legalizar la copia sería igualmente antidemocrático ¿No te das cuenta? ¿Cómo puedes imponerle a nadie la forma en que tiene que distribuir sus creaciones? El modelo actual es nefasto y no funciona pero no podemos cruzar diametralmente y hacer una barbaridad como esa. Yo, al menos, lo veo tan injusto como lo que tenemos ahora.
> Ricardo, legalizar la copia sería igualmente antidemocrático ¿No te das cuenta?
¿Lo dices en serio?
> ¿Cómo puedes imponerle a nadie la forma en que tiene que distribuir sus creaciones?
Nadie está obligado a obligar a los demaś a hacer copia. Estás confundiendo demasiado: no impedir la copia sin fines de lucro != a no vender o distribuir como le parezca.
Nadie debería poderme impedir haga lo que es natural, compartir lo que me gusta. Y mucho menos si le estamos pagando para que yo tenga esa libertad. De hecho es sólo reconocer en la ley lo que se está haciendo ahora, pero compensado económicamente y como toca.
Si, si lo digo en serio Ricardo y no creo que esté confundiendo nada. Creo en el derecho de copia privada, si, pero no en la libre distribución de una obra si el autor no está de acuerdo en ello. No creo en el sistema de tasas que propones (que a fin de cuentas es, como dices, lo que ya tenemos pero con una legitimización de lo que también ya hacemos) y estoy seguro de que se puede hacer algo mucho mejor para garantizar que si un autor quiere distribuir sus obras libremente lo haga (y pueda vivir de ello si despierta el suficiente interés) y si quiere cobrar por cada copia pueda hacerlo también.
Conste que estoy actuando como abogado del diablo. Yo soy partidario de las licencias libres, pero no me parece justo que, ni nosotros ni el estado, le impongamos a nadie el modelo que debe de elegir para que sus creaciones se distribuyan.
El artículo de Casciari es muy bueno pero falla porque la Ministra, como muchos otros, piensan que la subvención de tu trabajo, sea de la calidad que sea y con la demanda que sea, es la solución.
Efectivamente pagar por descargar contenidos podría ser una opción pero no creo que sea la que defienda la Ministra.
Por otro lado, esta noticia: http://www.netoraton.es/?p=4854 que aparentemente no ha causado revuelo, me parece que puede poner un potencial mecanismo de descarga en todos los hogares con infancia en primaria. ¡Y eso si que es demoledor!
Estoy de acuerdo Ricardo, lo único que no veo es cuando te refieres a «Que la distribución sea equitativa con métodos de medición más fiables y no solamente lo que se escucha por la radio o TV.».
¿A que te refieres concretamente? ¿A que metodos de medición? A escanear lo que la gente se descarga… ummm, ¿eso es legal? 😉
Un saludo
@marcos: http://meneame.net/notame/perl/145349 Sí, es una vergüenza.
@antonio, sacar estadísticas de servidores P2P/last.fm/spotify o de los que venden on-line es más fácil y fiable que el que usan ahora para estimar de radios, televisiones, listas musicales…
Ricardo: ¡Olé, olé y olé! No podría estar más de acuerdo con todo lo que dices.
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Casciari ha propuesto un sistema que podría parecerle razonable a todo el mundo beneficiando a los que lo merecen, y la reacción ha sido que eso es «imposible» y que es un «optimista». Hemos asumido como normal el tener como ministros a analfabetos tecnológicos que buscan el beneficio de grupos de poder antes que el de sus ciudadanos, y cuando alguien pide algo que tanto creadores como ciudadanos nos merecemos parece tan imposible como pedir la luna. Bravo por Hernán por dejar de lado el posibilismo y decir las cosas claras.
@vemtomareiro
> y la reacción ha sido que eso es “imposible” y que es un “optimista»
Dos cosillas:
1. Deberías releer mi apunte: no le digo «optimista» por su «sistema de pago», sino por creer que esta ministra está pensando en ello.
2. Hernán no propone ningún sistema de pago, sino de cobro (como la tasa que menciono aquí y que tambiéne stoy de acuerdo).
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Lo
Lo que me duele leyendo estas notas es que lo veo todo tan lógica, banal y trivialmente sensato, que no se me ocurre ni cómo puede ser motivo de debate. Sospecho que a las Sindes del mundo les pasa igual pero con sus argumentos del candado y su taumaturgia de fabricar bits que no se puedan copiar, sea por procedimientos pseudocientíficos o pseudolegales.
Esto no pinta bien para un diálogo, y el problema es que el «otro lado» es el que tiene la sartén por el mango y el boli que firma las leyes.
Así que voy a tener que votar por que sí, que Casciari peca de ingenuo y optimista.
Por otro lado, ya hay sistemas bien definidos para que los artistas cobren por su obra en un mundo en el que es imposible restringir la copia.
El protocolo del artista callejero y el modelo «financia y libera»: los artistas ponen un «rescate» a sus obras y las liberan (o incluso las generan en plan «just-in-time») una vez las contribuciones voluntarias llegan a ese precio, pero una vez liberadas, las obras son copiables por todos.
No funciona para gente que empieza, pero sí para gente ya con cierto nombre establecido. Sin embargo esta notoriedad no tiene que ser inmensa. De hecho Kelsey y Schneier sugieren que puede ser un buen sistema para financiar obras «marginales»:
http://en.wikipedia.org/wiki/Street_Performer_Protocol
http://en.wikipedia.org/wiki/Fund_and_release
http://schneier.com/paper-street-performer.html
http://firstmonday.org/htbin/cgiwrap/bin/ojs/index.php/fm/article/view/673/583
El artículo de Schneier y Kelsey es ¡de 1998! Y el modelo es antiguo antiguo. Mozart ya compuso obras por suscripción, y por suscripción hemos realizado fanzines muchos amantes de la cultura (de la creada por nosotros, no solamente de la creada por otros) que sin embargo no teníamos con qué
financiarla.
Josemaria escribio en: https://gallir.wordpress.com/2009/04/22/casciari-tiene-razon-pero-peligrosamente-optimista/#comment-7788
:: Creo en el derecho de copia privada, si, pero no en la libre distribución de una obra si el autor no está de acuerdo en ello
Piénsalo dos veces: en un mundo digital, conectado en red y sin fricciones, el derecho de copia privada y la libre distribución son indistinguibles, pese a los intentos de legislarlos como diferentes.
Yo he entendido de forma distinta lo de Casciari. No creo que él tenga esperanzas en que la ministra vaya a arreglar nada.
Pienso (y eso le he entendido entre líneas a Hernán) que la situación se arreglará antes o después como él lo describe, y que las peleas ministra vs. Internet son chiquilladas que antes o después terminarán. Porque a la industria no le va a quedar más solución que adaptarse, y utilizar la red para su beneficio.
Antes o después, con o sin cambios legislativos o políticos, llegaremos a una situación en la que la industria empezará a cobrar unos precios decentes por distribuir de forma ágil los contenidos que nos interesan. El mercado llevará a eso. Así que, por qué no nos dejamos de peleas y lo resolvemos de una vez?
@Javier: no, no lo acabo de ver. Una cosa es que sea difícilmente evitable y otra que sea indistinguible.
Y repito: creo de veras en ese modelo de libre distribución, pero no creo que la solución pase por imponérselo a quien no lo quiera.
-Si soy músico, hago conciertos, cobro y me gano la vida. A Internet que le den.
-Si no me gusta que la gente comparta mi música, simplemente no la grabo.
-Si cuento chistes en un escenario, cobro y me gano la vida ¿qué hago? ¿impido a la gente que los vuelva a contar? Si no te lo planteas con los chistes por qué sí con la música
Que yo sepa ahora mismo solo hay dos maneras de distribuir obras legalmente: en soporte físico que se compra en una tienda o por catálogo o ciertos portales de descarga de pago. Cualquier otra forma se tacha de ‘ilegal’ ¿no es eso imposicion, entonces?¿Esta imposición si es buena?
@josemaria: lo que yo creo es que como autor tienes dos opciones: publicar tu obra, o no hacerlo. Si no quieres que tu trabajo se divulgue por la red, la opción más acertada es la segunda. Si escoges la primera, no hay manera de controlar la difusión, por muchas leyes que se quieran inventar.
¿Cómo compensar al autor…? Ahí está el quid. El amigo RMS sugirió una vez -entre soflama y soflama- que quizá se podría poner un botón en los reproductores de MP3 conectado a un sistema de micropagos, de tal manera que al escuchar una canción que te gustase y pulsar el botón, enviarías una cantidad x al grupo o autor de dicha canción.
La verdad, un sistema así habría que pensarlo mucho y bien para que funcionase, pero tecnología para hacerlo sobra, a día de hoy. Algo así -vía PayPal o sucedáneos- podría salir adelante SI COMPENSAR A LOS AUTORES FUESE, EN REALIDAD, EL OBJETIVO A ALCANZAR –que me temo que no, porque deja fuera a todos los intermediarios acostumbrados a chupar del bote.
Pensar hoy en los términos que empleas («imponer la forma de distribuir las creaciones») creo que es un anacronismo: la duplicación de contenidos -con copia privada o sin ella- es inevitable. El esquema que comentas pertenece al siglo pasado, cuando el público general no podía poner copias digitales perfectas en la otra esquina del mundo de un solo clic. Puede gustar más o menos, pero es lo que hay.
Saludos.
@josemaria Decir que es difícilmente evitable ya me parece extremadamente optimista.
Será que soy asquerosamente pragmático, pero si algo ni se puede evitar, ni se consigue convertir en socialmente reprochable… hay que saber cuando dejarlo, y aunque suene a tópico, adaptarse.
@Moises te voy a poner un ejemplo en otro campo. En el metro de Berlín no hay tornos ni vigilantes. Las máquinas de picar billetes se sitúan en los andenes directamente y sin ningún tipo de mecanismo de control antes de subir a los trenes. ¿Sabes lo mejor?¡Qué la gente compra billetes y los usa antes de subir al tren! El hecho de que sea difícilmente evitable o que no se usen medidas de vigilancia extremas no quita que la gente, en su mayoría, cumpla con unas normas si estas le parecen justas.
En este sentido yo creo, y no es más que mi opinión, que el descontento actual se debe más al sistema que a otra cosa: el DRM, el pago obligatorio e indiscriminado del canon, los precios abusivos, el reparto aparentemente arbitrario de estos gastos… Si existieran otras condiciones yo, como Casciari, estaría dispuesto a pagar por lo que consumo. Pero no me gusta la idea de una tasa global impuesta que me permita un acceso ilimitado y que algún organismo, privado o público gestione. Me gustaría que si me bajo una película de Julio Medem, o de Fernando León sean ellos directamente los beneficiarios. Y si alguno de ellos quiere distribuir sus creaciones bajo licencias libres, pues bienvenidos sean. ¡Ojalá cundan! Pero imponerle esto a un gremio completo, sinceramente, no me parece una medida justa.
@Josemaría
Tu ejemplo sí está socialmente reprochado.
Tampoco veo que el gremio esté en una posición en la que se le pueda imponer nada. El gremio, que tiene un montón de derechos que hasta extralimitan su área de negocio, depende de un público del que sólo se espera que apoquine. El consumidor cultural ahora mismo es un saco de dinero con ojos, es el que tiene imposiciones y lo suyo sería equilibrar un poco la balanza.
Yo en cambio, niego la mayor: Casciari no tiene razón. Si el argumento esencial es que le llegue dinero al autor, el sistema actual lo permite. Es así: un productor paga al guionista, al director, al músico; todos ellos reciben dinero de comunicacion pública por SGAE y similares. Cuando no se paga una descarga, los que han hecho la inversión de pagar al talento del guionista en principio dejan de cobrar, luego no puede financiar al autor, que es lo que a él le gusta. Ese hombre creativo y no a los mercaderes que quieren ganar dinero con ello, sucia gente.
De lo que hablamos es de si es legítimo el derecho a compartir, a remezclar, en qué consiste el ánimo de lucro y en qué no, si es un derecho sagrado e inanielable el que el autor (el productor, que nadie se confunda) tenga la potestad para decidir si algo que está en el aire (y el aire es ya digital desde que sale de sus manos) se puede compartir o no.
De eso se habla, no de modelos de negocio determinados. Su sugerencia es confundir plenamente el debate esencial: la propiedad intelectual y la neutralidad de la red.
[…] …hay mucho gurú, torpes e interesados –como banales– de la Asociación de Internautas –con una representatividad tan ridícula como una “Asociación de Ciudadanos” que pretenda representar al mundo mundial… […]
Te equivocas, en la AI no somos gurús, pero defendemos unas libertades en la red que no veo que tú mismo hayas defendido en ningún foro importante.
En todo caso, en la AI lo que somos es unos «pendejos electrónicos», como nos ha definido el innombrable trompetero de la $GAE.
Lamentablemente Casciari, un autor-red de moda en España, no tiene la menor idea…Quiere hacer de gurú y tiene dos almas en conflicto: su éxito es parte de la «gratuidad» de la Red y, al mismo tiempo, como autor editado por multinacionales multimedia, le encantaría quedar bajo la sombrilla de la SGAE. Aparte los mismos adolescentes tardíos que denosta son los que le llevaron a su fama efímera y que comprarán sus libros…
Gonzalo, con esto
Cuando no se paga una descarga, los que han hecho la inversión de pagar al talento del guionista en principio dejan de cobrar
¿entiendo que dices que una descarga supone una pérdida económica per se, que lo se se descarga es una venta menos?
¿Para qué ponen los de TVE, por ejemplo, los capítulos de su serie Águila Roja online para su visionado gratuito? ¿Esperan perder ventas? (y ahí no hay pausas publicitarias)
La discusión sobre el modelo de negocio también me parece muy pertinente (lo que no quita, como dices, el debate de las otras cosas que se están redefiniendo ahora).
La gente está cada vez menos (y por ahí van los tiros de Casciari) por la labor de comprar, por ejemplo, un compact disc. Es una forma de remunerar al autor, ciertamente. Pero es una. Ilusorio es pensar que la solución pasa porque la gente vuelva a comprar roscos de látex si quiere compensar al autor (o que si no lo hace es que no quiere compensarle). La verdad es que no va a cambiar, y eso deja la pelota encima de los que llevan treinta años vendiendo de una determinada manera. Y estos están parapetados tras una mesa, aferrado a su añejo modelo de negocio y diciendo que el sistema está bien, que es sólo que los demás son unos ladrones.
Hay modelos de negocio que se están adaptando al nuevo escenario, como Spotify.
Acá estamos pasando por un debate similar, y propuse una solución que consiste en medir tráfico P2P para poder compensar.
Nadie quiere oír hablar de soluciones aquí, la sociedades de gestión colectiva local no quieren aceptar que las condiciones han cambiado y ceder 1cm de poder, los proveedores de acceso no quieren pagar 1% de su enorme lucro con el contenido que no les pertenece, y entre los usuarios están aterrados de que les suban el precio por el acceso. Más en la URL que adjunté.
Pingback: They blog so I don’t have to: Ricardo Galli sobre la falsa polémica del “todo gratis” < hiperactivo!
Como estoy en casa ajena, no entro para generar ninguna polémica, sólo para indicar aquello en lo que creo que Galli no esta en lo cierto. Lo hare en trozos, para mejor legibilidad.
«El cánon es en realidad un impuesto –de pago compulsivo– que es gestionado por una asociación privada»
Tengo que decir que Ricardo Galli manifiesta, con estas palabras, desconocer qué es el canon.
El canon parte de una premisa errónea, más bien falaz (considerar las obras intelectuales como una variedad especial de propiedad privada); de este modo y según el derecho civil, cuando no se permite al autor ejercer todos los derechos (reproducción, en este caso) de forma exclusiva sino que se le imponen límites por ley, habría un supuesto perjuicio económico sobre los derechos del tenedor sobre esa propiedad privada. Creo que los presentes, y creo que también Galli, opinamos que no tiene ni pies ni cabeza que algo inmaterial e inapropiable pueda tener status de propiedad privada, por muy especial que sea ese status; el problema es que el lobby pro-copyright (en España conocido como la Coalición) ha conseguido de un modo u otro engatusar durante décadas al legislador.
El canon, pues, tal y como está concebido, se puede equiparar a cuando el Estado expropia unos terrenos con un teórico fin social, y paga un justiprecio por los mismos al propietario; en este caso, el fin social sería la copia privada, y el justiprecio sería el canon (sigue)
«Yo no tengo nada contra la idea de que el estado me cobre para fomentar la cultura, pagaría una “tasa de banda ancha” sin ningún problema, de hecho ya estamos pagando un huevo en la seguridad social –fui tres veces al médico en toda mi vida–, tasas municipales, tasas de no sé qué del carbón, innumerables tasas al gasóleo, IVA, IRPF, paro, etc. etc.»
Como no es un impuesto (creo haberlo probado ya; no soy un abogado, claro que Galli tampoco, así que quien tenga dudas puede preguntar a de la Cueva, Sánchez Almeida, Bravo u otros letrados especialistas en derechos de autor acerca del marco legal actual), la comparación carece de sentido.
Básicamente porque los impuestos (en teoría) los pagamos todos y los disfrutamos todos -si eres Botín y te haces un neumotórax junto al SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria, centro médico público de urgencias) de Archena, te atenderán aún siendo ultrarrico y teniendo seguro privado; luego te derivarán al hospital privado o donde proceda, eso ya es otra historia-; el canon, como he explicado antes, lo ha de pagar quien causa el supuesto perjuicio (quien copia privadamente) o, como en el absurdo caso actual, cualquiera … y lo cobra sólo el tenedor de los derechos de la obra copiada o, como en el absurdo caso actual, los top ventas. (sigue)
«Pero a cambio […]»
La lista de Galli soluciona unos problemas, no todos; sí, suponiendo que los funcionarios del Estado sean honrados, se acabaría, el cobro ilegal, el cobro abusivo, el hostigamiento judicial, etc. Claro que, además de seguir siendo injusto (lo paga todo el mundo, copie o no) e improcedente (¿cuál es ese perjuicio causado por la libre compartición sin ánimo de lucro? ¡si las obras intelectuales no son propiedad privada!), es inviable … a no ser que se consienta la vulneración de derechos y libertades fundamentales. Dice Galli:
«Que la distribución sea equitativa con métodos de medición más fiables y no solamente lo que se escucha por la radio o TV»
No existen métodos fiables compatibles con la Constitución. El único método fiable sería:
que los reproductores (incluyendo los programas de compartición de archivos, ya que la compartición, al hacer una copia, supone también una reproducción en los términos de la LPI) identificasen qué obras no son originales e identificasen el volumen de reproducciones de cada obra
que, estipulado el supuesto perjuicio por cada copia realizada, el que hubiera hecho la copia abonase la cuantía correspondiente al Estado (que, según la propuesta de Galli, sería el recaudador) a final de año
que, computado qué obras han sido copiadas cuántas veces y quiénes son los tenedores de sus derechos comerciales, el Estado abonase a dichos tenedores el dinero pertinente
¿Alguien ha visto ya el fallo? Imagino que sí: cuando PIRATA contestó a la Comisión Europea sobre este mismo tema, junto al resto de PPI, ya lo dijimos …
adiós a la privacidad; necesitas hurgar en el tráfico de Internet, en los PCs, en los reproductores MP3 … y hoy día eso es únicamente posible con orden judicial previa (la cuál ¿bajo que motivo se concedería para siempre y sobre todos los españoles?)
o de lo contrario, se violaría los artículos 1 y 7 (igualdad ante la ley) ya que:
o bien el autor no recibiría lo que legalmente le correspondería, ya que al no saber qué copias fueron copiadas cuántas veces, unos autores cobrarían más de lo debido y otros menos (como ahora)
o bien el ciudadano no pagaría lo que legalmente le correspondería, ya que al no saberse cuántas copias ha hecho, unos ciudadanos pagarían más de lo debido y otros menos (como ahora)
(en el anterior trozo me fallaron los <ul> y <li>)
«Si están dispuestos a hacer eso, aplaudiré esta tasa. Habré perdido un poco más de dinero, pero habré recuperado la libertad [otorgada por las tecnologías y quitadas por la ley] y la seguridad que ese dinero estará mejor distribuido –o que al menos sabremos cómo se distribuye–»
Entiendo que lo dice porque sigue pensando que se trata de un impuesto, y no de un justiprecio por la expropiación de una fingida propiedad. Cuando caiga en la cuenta de que no es así, se dará cuenta de que puede que tenga que pagar más de lo supuestamente necesario, o ver su privacidad demolida.
Después de este análisis que, hago, Galli puede:
– entender lo que argumento, aceptarlo, y decir no al canon, sea cual sea su forma y sea quien sea su recaudador
– o no creerme porque no soy abogado (no tiene por qué; claro que, pensad que él tampoco es abogado), y consultar a Bravo, de la Cueva, Sánchez Almeida, etc
– o no creer a nadie y pagar un canon al Estado … pagarlo sólo él y quien opine como él, porque el bolsillo de los demás (toda vez que no es un impuesto) es cosa de los demás
Saludos
Aunque no estoy de acuerdo con algunos puntos que das como para aceptar al canon (aunque son perfectamente discutibles), sí lo estoy con que es más una afrenta a la privacidad y aledaños que una cuestión de dinero en sí.
Es además, una bandera verde que se le da a esta gente
para el fururo de la tecnología, ya que cualquier otra ‘novedad’ que salga, sería regulada de igual modo.
Aquí, en Argentina, estamos parando de momento las medidas antes de que lleguen al Congreso (desde hace unos 2 años están intentándolo y aún hoy siguen ‘remozando’ la ley de canon digital). Pero el precendente Europeo se toma como a seguir y hay muchos intereses en juego en contra de todos los usuarios.
No se cómo será allí. Pero aquí, con un gobierno que tiene 104% de corrupción, lo más seguro es que ese dinero aumente la brecha social y económica de todo el país y haya todavía más desigualdad y dificultad para poder acceder a la información.
Saludos
PLPLE
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