Desde la concentración de «medios» en España –supongo que en todos lados es igual– hemos tenido que aguantar  las «noticias autobombo» —sin disclaimers–, noticias de empresas asociados (incluso redes sociales), estudios EGM, etc. que no son tales pero así no las venden con el único objetivo de promocionarse.

Luego con la competencia feroz entre corporaciones y cuando se vislumbaba la «crisis de los medios», además de las repeticiones de los falsos debates y polémicas artificiales y estériles –como la última chorrada de Aguirre, Fraga, Bono o Pepiño–  tuvimos que soportar más amarillismo y manipulaciones para rellenar páginas y vender más periódicos.

Luego comenzó la guerra del fútbol o la Fórmula 1 y han convertido en «interés nacional» un simple interés económico corporativo. Pero cuando aparecen enormes titulares maniqueos como La Sexta interrumpe dos veces el Valencia-Espanyol para emitir publicidad en El País, significa que ya han perdido toda vergüenza, o que es sólo una muestra de la falsa realidad fabricada para sustentar los negocios de grandes empresas, dirigidas por señores y familias que han ganado fortunas durante varias décadas.

No es exclusividad de El País, pasa con casi todos los medios y a distintas escalas, nacionales o locales.

Pero no acaba allí.

Estos medios, especialmente los escritos y locales, desde hace años se sustentan en gran medida con las subvenciones ocultas de la publicidad de la administración que les ha permitido mantener su audiencia e incrementar el poder e influencia de estos «medios».

Por otro lado hay una realidad muy diferente.

Salvando las enormes distancias [1] el ejemplo del Menéame [2] que si se compara en número de lectores y visitas  con cualquier cabecera de noticias española –digitales o escritas– quedaría siempre entre los primeros.

Aún así nunca hemos solicitado ni recibido nada de la administración. Nunca hemos ido a pedir apoyo y publicidad de grandes empresas. Incluso aunque el director de mi Dept. en la universidad (UIB) nos ofreció la posibilidad de ayudarnos con temas de infraestructura hemos preferido mantenerlo al márgen e independiente –a veces tengo buen criterio–.

Antes no ganábamos dinero, pero desde enero de 2008 que entramos en pérdidas –cubiertas con inversiones y trabajo personal completamente privadas y personales– por la crisis de la publicidad AdSense que ya anunciaba una crisis global (afortunadamentemente en noviembre hemos vuelvo a números negros y a empezar a recuperar las pérdidas de casi un año).

En todo este tiempo y a pesar de las dificultades ni se nos pasó por la cabeza pedir ayudas, siempre supimos que sólo era responsabilidad nuestra. Si estamos sobreviviendo a estos malos tiempos es por la colaboración desinteresada de mucha gente, ninguno de ellos políticos, además del enorme esfuerzo de los socios. Tampoco tuvimos la cara  tan dura de proclamar que un sitio como el Menéame –mucho más «democrático» y con libertad de expresión que cualquier «medio»– es fundamental para la democracia, la libertad de expresión o la madre que los parió.

De hecho si el Menéame cerrase aquí no pasaría nada. A los sumo se hablaría unos días, nos criticarían muy duramente en la blogocosa por no haber tenido plan de negocio, por no haber sabido crecer, por no haber pedido donaciones… o por haberlo pedidas, o por ser unos cantamañanas 2.0. Pero después de una semana nadie hablaría de nosotros, y la «democracia» española seguiría igual de bien, o mal, que hasta ahora.

Sin embargo, pocos después de leer que La prensa pide auxilio al gobierno tenemos que volver a darnos cuenta de para qué necesitan «auxilio».

y reclaman al Gobierno subvenciones a la prensa en uno de los pocos países de Europa donde no existen ayudas estatales.

[…]

Ante este panorama, la presidenta de los editores, Pilar de Yarza, reclama subvenciones al Gobierno cuando España

[…]

La mayoría de las autonomías conceden subvenciones que en casos como Cataluña llegaron a 12,9 millones de euros en 2007, 4,3 millones en Euskadi o más de dos millones en Galicia. Pero además está el enorme caudal de publicidad institucional, suplementos especiales y etc. que supone una buena parte de los ingresos en la mayoría de los diarios.

Mientras más lo pienso y reflexiono, más me desconcierta el tema, la falta de lógica, y cómo se ha deformado todo.

Mientras somos muy críticos porque una start up como MobuzzTV (sólo como ejemplo, y no niego que no haya habido críticas con mucha razón) que no recibió un duro de dinero público pida donaciones voluntarias, por otro lado vienen unas personas acaudaladas exigiendo que les paguemos con nuestros impuestos la mala época que están pasando en sus hasta hace poco millonarios negocios –con muchos millones derivados de nuestros dineros– y no pasa nada. Incluso muchos se preocuparán por el tema.

Los ejemplos como los «autores» y  de la SGAE ha cundido demasiado. Sucesivos gobiernos ceden alegremente a estas presiones en nombre de la «cultura», la «democracia», o la madre que los parió. Y nadie se escandaliza, ni la «prensa democrática» de nuestro país… oh wait!

Entre bueyes no hay cornadas

[1] No soy «emprendedor» aunque algunos lo afirmen. No era la intención original crear una start up, fue todo casi accidente prácticamente obligados por las leyes y la realidad: la responsabilidad legal y tributaria, LSSI, LOPD, Agencia de Protección de Datos, los costes de equipamiento, asesoría legal y contable, facturación, contratos laborales, etc.

[2] No es un «medio», no genera contenidos –salvo los comentarios individuales–, ni pretende ser «periodismo».