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Mi mujer no deja de reñirme porque no cierro la tapa del váter –algo completamente masculino– y dejo las puertas de los armarios y los cajones abiertos. También una amiga –Cati– me riñe siempre porque dejo destapadas las botellas.

Hoy me ocurrió algo que me dejó muy sorprendido.

Voy al bar que está a metros de mi casa, La Pikota. El bar es de una pareja, Gori –mallorquín– y Hannele –finlandesa–. Cuando fui sólo estaba Gori, pido el café y busco un periódico. Gori me cuenta que hace un par de días llegó Janele y le dijo «Ricardo estuvo aquí, ¿verdad?». Él le dice, que sí, y le preguntó cómo lo sabe. Janele le contestó:

Porque está el periódico abierto, Ricardo siempre lo deja así.

Pensé que me estaba haciendo una broma. No podía ser que tuviese otra manía de dejar «abierto» otra cosa más, y menos que fuese el único en el bar que hace siempre eso.

Pero cuando me estaba por ir llega Janele, entonces cierro el periódico y le digo en voz alta «Mira Hannele, estoy cerrando y doblando el periódico».

Ella se ríe y le dice a Gori, «¡Se lo has contado!»

Aluciné con las manías que podemos llegar a tener, tanto que entre decenas de personas son capaces de identificarnos por ellas.

Por otro lado, en unas horas salgo hacia Alicante y de allí a Murcia –espero que me vayan a buscar– para el Sicarm 2008. Seguramente me olvidaré otra vez las tarjetas guapas de Moo, perderé algunos de los cargadores porque me olvido abierta la mochila y no seré capaz de ser «serio» en la conferencia, me pasa siempre que hablo del Menéame o de la blogocosa. Curioso, porque en las conferencias de software libre me decían que era muy serio, ¿será que les tengo poco respeto a todo esto del 2.0? 😉