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Ya, se habla mucho del cánon, pero no puedo resistir contestar al artículo ¿Canon? Sí. [sic] de Cesar Martín.

Responderé punto a punto de forma breve, o más o menos.

Fabricantes de discos duros…

Como también han hecho dinero los fabricantes de radios y televisores, y a nadie se le ocurrió poner un cánon para los fabricantes de pianos, pianolas, impresores de partituras o incluso a los productores de cine, ni siquiera cuando el cine dejó de ser mudo y perdieron trabajo los músicos que tocaban en las funciones.

Toda la innovación se basa en dejar obsoleta un sistema anterior, y su negocio asociado. Parece que ahora el hecho de innovar genera una deuda con el pasado.

Por otro lado, que él tenga amigos con dos discos de 500 GB lleno de música «pirateada» es una anécdota –que no habla muy bien se sus amigos, en todo caso– que no sirve para justificar nada.

Por cierto, el gran robo del siglo XX fueron los coches que dejaron sin trabajo a miles y miles de criadores de caballos en beneficio de los «petroleros». ¿No deberíamos pagarles también?

Telefónica, Jazztel, y demás ADSeleros

¡Hombre!, descubrió que las descargas se hacen por una conexión a Internet y que sin conexión no habría descarga… o que una conexión lenta baja menos bytes. Pero, no da soporte lógico al argumento, es como decir «los coches pueden ir más rápido porque los motores han mejorado».

Apple…

Igual, se repite con el caso de Apple y deja en claro el cinismo de esta empresa y de Steve Jobs, que como dice más adelante dice estar del lado de los artistas pero se forra con su «máquina de piratear y robar» a los artistas.

Y así un largo etcetera…

El largo etcétera de la historia es mucho más largo y con más «víctimas del agravio de la innovación» que el problema puntual de un negocio obsoleto –que sólo casualmente involucra a artistas y por eso montan todo el follón–.

Muchas empresas de todo tipo han hecho su negocio con el tema de las descargas. Muchas hacen mucho dinero… ¿y los artistas? Pues nada de nada.

Falso, los artistas que ganan mucho dinero siguen ganando mucho dinero, la inmensa mayoría que nunca vió un duro de sus productoras o de la SGAE siguen sin verlo. Con la diferencia que ahora no están atados a sus productoras para distribuir su arte.

Apple cuando hace sus presentaciones las suele cerrar con un artista tocando en directo y Steve Jobs siempre dice algo así que «en el fondo estamos aquí por ellos».

En primer lugar, el típico «si lo dice Steve, es suficiente». Pero se le olvidó rápido que más arriba mencionó que Apple se está forrando a «costa de los artistas».

Pues eso, sin artistas, todo esto se paraliza.

¿De dónde sale la lógica que sin cánon o sin que el estado los artistas desaparecerían? Mozart, Beethoven, Vivaldi y todos los artistas existieron por miles de años antes que existan «leyes de propiedad intelectual» o que siquiera exista la posibilidad de tener grandes audiencias y por lo tanto la posibilidad de ganar mucho más dinero a partir de la invención primero del micro y altavoces, y luego del disco y las radios.

La tecnología ha servido y ha sido fundamental para que tengan una audiencia como nunca antes lo hubiesen imaginado, por lo que sus posibilidades de hacer dinero se incrementaron exponencialmente. Durante 50 años han sabido hacerlo y montaron imperios, ahora como tienen un «problema» con ese negocio le echan todas las culpas a la tecnologías. Pero no, ellos prefieren volver a la situación de los 60, cuando los vinilos no se podían copiar. Ni antes ni después. Podríamos volver a 1930, por ejemplo, a ver qué opinan sobre los «problemas de las tecnologías».

Aún más, los artistas anglosajones no cobran cánon, y me parece que no hay dudas de que la calidad de música que producen es al menos tan buena [/ironía] como la de los artistas españoles que cobran del cánon.

La huelga de guionistas de Hollywood…

En EEUU no tienen nada parecido a un cánon, mucho menos los guionistas. Este problema no tiene nada que ver con el cánon, sino que es un problema sindical entre unos trabajadores y sus «patrones», las productoras.

Aún más, las razones de esa huelga sí sirven para contradecir los argumentos del cánon. Según los guionistas esas productoras ganan mucho dinero con los DVD, y distribución por Internet, pero esos canales no estaban contemplados en los contratos –o lo estaban con letra muy pequeña y ambigua–

Volviendo al tema de las descargas
Lo que está claro es que nadie puede parar las descargas. Nadie. Nunca. Jamás.

Bueno, en algo teníamos que estar de acuerdo.

Las soluciones tipo iTunes son «simpáticas», pero no son la solución. Los Emule, Bit Torrent, son demasiado apetitosos.

¿De quién es el problema? ¿De los emule o de iTunes?

Ponerle un impuesto a los productos relacionados con la industria quizás sea un «pagan justos por pecadores», pero es que pecadores hay unos cuantos.

En otra cosa que podríamos estar de acuerdo, pero no hay ningún impuesto que sea justo para todo el mundo. El rico o pijo que tiene un Hummer y contamina como diez coches pequeños paga el mismo precio de la gasolina. El señor que no tiene coche y usa transporte público paga una parte importante de las carreteras y autopistas que usan sobre todo los que tienen coches.

Creative Commons, Software Libre y otros menesteres
Mezclar o comparar en este debate a los autores de un lado y de otro me parece confuso.

El único que confunde estos temas es el autor. Sí que le doy la razón en que hay muchos bloggers que llaman copyleft a «gratis», o que mezclan «cultura libre» con «no cánon». También hay muchos que se ponen el cromo CC y ni saben lo que dice la licencia.

Pero nadie de la comunidad del software libre, ni los que saben qué es el movimiento Creative Commons mezcla los dos conceptos.

Es conocida la opinión de Richard Stallman que él sí está a favor de un impuesto para retribuir a los artistas, pero que no está de acuerdo en la gestión actual del cánon (ni cómo se cobra, ni cómo se distribuye ni el secretismo en los números).

La gente que hace Software Libre sabe lo que hace igual que un artista cuando se mete en la SGAE también sabe lo que está haciendo.

Otra vez mezcla cosas distintas.

En primer lugar nadie del software libre está pidiendo que el estado le otorgue el beneficio de cobrar de un impuesto por hacer lo que hacen. Por otro lado el artista que se mete en la SGAE está casi obligado y no lo hace para «poder producir», sino para tener posibilidades de cobrar. Son cosas totalmente distintas.

Pero el fondo de la cuestión. Resulta que un programador de software libre debe saber «dónde se mete» (como la mayoría de los profesionales y trabajadores de capitalismo occidental) y deben apañarse solitos para ganarse los duros.

En cambio parece que un artista tiene el derecho a «no saber dónde se mete» y por el sólo hecho de ser «artista» tiene el derecho a que el resto de la sociedad le compense por lo poco que gana haciendo lo que quiere. ¿Y eso?

Es fantástico, en vez de llamarme programador llamadme «artista de los bits», o «escritor de prosa algorítmica» (algunos programadores de Perl no estarían de acuerdo conmigo, ellos dirían que hacen poesía).

Intentar decir que como «unos hace una cosa, los otros deberían hacer lo mismo» no creo que sea el mejor argumento.

¿Qué significa? En el fondo parece decir: «que todos se tengan que ganar el dinero buscándose la vida como pueda no significa que los artistas deben hacer lo mismo»

Conclusión. «Canon Si» para que los artistas pillen algo del mundo de la descarga

Así de claro.

O no, depende.

En una sociedad democrática debería discutirse, y si consideramos que necesitamos de los artistas, pues veamos la forma de que puedan vivir de eso aunque el mercado no les sea suficiente. Pero eso se decide democráticamente, no porque lo exijan los interesados del beneficio.

Lo que no es aceptable en ningún caso es que una minoría reclame que la sociedad haga una excepción con ellos, monten un poderoso lobby que divulgue argumentos falaces como los que acabo de responder y que los políticos le hagan caso a pesar de la enorme resistencia social al tema.

El problema de fondo no es un problema de cánon, sino en los métodos profundamente antidemocráticos que hay por detrás del cánon:

  • Se cede a la presión de un lobby cínico y mentiroso que representa a una minoría que exija privilegios especiales.
  • Ese lobby exige que la sociedad le compense porque su negocio –que tiene poco más de 60 años existencia, casi irrelevante en la historia de la cultura– es obsoleto usando un lenguaje agresivo, acusando de delicuentes una parte muy importante de la población y gastando parte del dinero que recaudan de la sociedad para pagar costosos juicios a las voces discordantes.
  • Que ese lobby además exija que sean ellos los que recauden, administren y distribuyan un impuesto cínicamente llamado cánon.
  • Que esas sociedades de gestión no sean nada transparentes.
  • Que además el gobierno ceda ante la presión de este lobby y sociedades de gestión sin siquiera exigir lo mínimo que debería exigirese: auditoria y publicación cuánto se recauda en cada concepto y cómo se distribuye ese dinero.
  • Que se haya decidido pagar el cánon para «compensar» pero que a cambio no hayamos tenido una contraprestación: ¿tendremos derecho a la copia sin fines de lucro? ¿por qué no lo dicen? ¿se prohibirá el DRM en España?

Como ya lo he dicho varias veces en mi blog, sí creo que debemos buscar la forma de poder pagar a los artistas a cambio de la libertad que ganamos para copiar «cultura». Pero este es un debate de la sociedad y es ésta la que debe decidir, no la minoría beneficiada.

Quizás la forma razonable de hacerlo es con un impuesto o cánon. Pero no se puede dejar en manos de una entidad privada la gestión de ese dinero, y que lo haga de una forma tan oscura. Debería ser el estado el que lo haga, o como mínimo hacer auditorías rigurosas y definir claramente cómo se debe distribuir ese dinero entre los artistas.

Y sobre todo, si la sociedad les da dinero a los artistas, deberíamos tener una «contraprestación». Ésta es asegurar la copia legal sin fines de lucro –como ha sido siempre– y la prohibición de cualquier método que dificulte esa copia.

Ninguno de estos puntos fueron siquiera discutido. Por eso estoy radicalmente en contra de este cánon. Porque es profudamente antidemocrático, es un cánon mafioso con el apoyo de unos políticos que deben tener la misma lógica, ética y coherencia que César Martín cuando lo defiende.

En definitiva, que nadie siquiera se acuerda de mencionar lo fundamental a la hora de hacer leyes: el interés social. La superficialidad y pobreza de los argumentos a favor del cánon no sólo no se sostienen al menor análisis, es que son tristes de tan poco democráticos.